La comunidad del municipio de Gamarra, en el sur del Cesar, no para de expresar su júbilo por la liberación del Intendente de la Policía, Jorge Trujillo Solarte, quien llevaba 12 años y ocho meses de estar en poder de las Farc; grupo guerrillero que lo secuestró el 12 de julio de 1.999 en la sangrienta toma a Puerto Rico, Meta.
Con retretas de campanas en la Iglesia Principal y con música, papayera, dos mil habitantes de Gamarra, celebraron la llegada a la libertad del único policía de Cesar, que estuvo en poder de la guerrilla que lo secuestró cuando defendía a los habitantes de Puerto Rico, Meta.
En esa fecha, 12 de julio de 1999, un numeroso grupo de guerrilleros se apostaron por todos los flancos de Puerto Rico y tomando como base de su ataque inicial al comando de Policía, abrió fuego contra todos los uniformados que allí defendían a esa población del Departamento del Meta que veía como sus calles se convertían en campos de batalla.
Cuentan los moradores de Puerto Rico, que el día de la toma guerrillera, los subversivos de las Farc, corrían como hormigas a disparar contra los policías que se atrincheraron en el comando para evitar que fueran masacrados en las humeantes calles de ese pueblo del Meta.
La rendición
Jorge Trujillo Solarte, al ver que su munición se agotó y la de sus compañeros, trató de salir del comando para enfrentarse cuerpo a cuerpo contra los guerrilleros que lanzaban todo tipo de explosivos contra la base principal de la policía y las casas que se encontraban cerca.
Fue tanto el destructivo ataque de las Farc, que al final obligaron a los policías sobrevivientes a rendirse y a salir de su cuartel con las manos en alto y humillados sin armas y sin con qué defenderse.
Después de los insultos del comandante de las Farc, tomaron al Intendente Jorge Trujillo Solarte y lo ubicaron en una fila de policías para que caminara hacía la selva, agobiado de la sed y del hambre, puesto que durante más de 12 horas sostuvo un desigual combate contra quienes al final lo secuestraron.
Solarte Trujillo, creía que ese día lo iban a matar porque todos los guerrilleros que lo llevaban hacía las montañas lo insultaban y se reían de él porque lo vieron salir del comando todo lleno de polvo de escombros y con su uniforme rasgado por la crueldad del ataque.
Él según dice su mamá, Oliva Solarte, solo se encomendó a Dios y le pidió perdón si algún día antes del combate, cometió alguna falta que enojara al Rey de las Alturas; pero sus oraciones tuvieron efecto. Horas después de su retención, el comandante guerrillero los reunió en un húmedo paraje de las selvas del Meta y les informó que a partir de ese momento se habían convertido en prisioneros de guerra y que su supervivencia dependía del comportamiento de cada uno de ellos; 7 uniformados en total que el 12 de julio de 1999 pasaron a ser víctimas del atroz secuestro.
El regreso
Después de haber pasado 12 años y 8 meses secuestrado por las Farc, los gamarrenses tuvieron paciencia y cobijados por la esperanza guardaron cada uno de los 152 meses que el Intendente Trujillo Solarte, pasó en las selvas del sur del país, pero esa angustia por fin terminó y la tarde del lunes, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, entregaron a una misión humanitaria a los últimos uniformados, cuatro militares y seis policías, que tenían en su poder, algunos de los cuales desde hace más de catorce años.
Los diez rehenes fueron entregados a una misión humanitaria integrada por delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja y a dos miembros del colectivo Colombianas y Colombianos por la Paz que viajaron a un punto selvático, al parecer entre los departamentos del Meta y Guaviare, en sur del país, donde Jorge Trujillo Solarte fue el primero en abordar el helicóptero que lo trajo a la libertad.
Aunque desde ayer se encuentra en chequeos médicos, dijo que después de esos procedimientos primero llegará a Valledupar y posteriormente se dirigirá a Gamarra, donde le tienen preparado un monumental recibimiento.