BUSHEHR, Irán (AP) — Una hilera de camiones entró rugiente el sábado al primer reactor de Irán para cargar toneladas de combustible de uranio y poner en marcha la planta nuclear.
Las autoridades lo celebraron como una victoria por partida doble; tanto un símbolo de las intenciones supuestamente pacíficas de producir energía nuclear como también un triunfo sobre las presiones occidentales de que abandonase sus ambiciones nucleares.
La planta nuclear de Bushehr, construida por Rusia, tendrá supervisión internacional, incluso una promesa rusa de impedir que todo material sea desviado para cualquier producción de armas nucleares. El acuerdo iraní para permitir la supervisión fue una rara concesión del estado islámico.
Las potencias occidentales han aceptado cautelosamente el acuerdo como un modo de impedir que los cátodos de combustible nuclear procesados sean usados con fines militares. Dicen que ilustra su intención principal: impedir que Irán produzca material que pueda usarse para producir armas nucleares y no oponerse a su búsqueda de energía nuclear con usos pacíficos.
Irán ha declarado que tiene el derecho como cualquier otra nación a producir energía nuclear. El director del programa nuclear iraní dijo que la puesta en marcha era “un símbolo de la resistencia y paciencia” de la nación.
“Pese a todas las presiones, sanciones e inconvenientes impuestos por naciones occidentales, estamos presenciando ahora el inicio del mayor símbolo de las actividades nucleares pacíficas de Irán”, dijo Ali Akbar Salehi a la prensa dentro de la planta, que da al Golfo Pérsico en el sur de Irán.
De varios modos significativos, la planta de Bushehr se diferencia de los enfrentamientos protagonizados en torno al enriquecimiento del uranio, un proceso que puede usarse tanto para producir energía nuclear como armas nucleares. También podría ofrecer un modelo para aliviar el estancamiento.
El acuerdo del gobierno ruso por controlar el suministro del combustible nuclear en Bushehr suavizó la oposición de Washington y sus aliados.
Las operaciones de Bushehr no están cubiertas por las sanciones impuestas por las Naciones Unidas cuando Irán se negó a detener el enriquecimiento de uranio. Y la semana pasada, el vocero del departamento de Estado norteamericano, P.J. Crowley, dijo que la supervisión rusa en Bushehr es “el mismo modelo” ofrecido a Teherán el año pasado según un plan de la ONU.
Esa propuesta —hasta ahora desdeñada por Irán— proponía que Irán detuviera el enriquecimiento de uranio y consiguiera del exterior su suministro de material listo para el reactor.