“¿Mami, por qué mi papá está acostado ahí, y tú por qué estás llorando?”, repetían una y otra vez los pequeños hijos de Luis Alfredo Pertuz Rumbo, al ver el féretro de su padre en medio de la sala de la casa donde se hacía el velorio.
La ingenuidad de los niños hacía más fuerte el dolor de Yulis Tarazona, a quien sus hijos le decían que los cargaran para ver a su papá, mientras que le hacían preguntas de qué hacía su papá metido en esa caja, inquietudes que dejaban sin respuesta a esta joven mujer.
Ante la insistente pregunta de los niños, a Yulis no le quedó más respuesta que decirles: “hijos, lo que pasa es que su papá, está durmiendo y se va para el cielo”.
Luis Alfredo Pertuz Rumbo tenía 26 años, fue asesinado la madrugada del domingo anterior en la invasión Emmanuel al sur de la ciudad, hasta donde llegaron los homicidas y cumplieron con su objetivo. Sobre los móviles y autores del atentado criminal, las autoridades no han entregado información referente a capturas, como tampoco se tienen pistas sobre quiénes fueron los autores del crimen.
Hace un año, José Pertuz Castro y Maribeth Rumbo, padres de Luis Alfredo, decidieron vender su casa ubicada en el barrio San Martín y se alejaron de este sector, esta determinación fue dura para los vecinos porque le tienen gran aprecio a esta familia y en especial a este muchacho a quien vieron nacer y crecer en este populoso sector de Valledupar.
La noticia sobre su homicidio causó gran conmoción entre sus antiguos vecinos, quienes se solidarizaron con la joven viuda y con los padres de Luis, tanto que entre todos recogieron para colaborar con los gastos fúnebres.
Es tanto el cariño que le tenían a Luis Alfredo, que ante la falta de recursos económicos para pagar una funeraria y al no contar con una vivienda que tuviera buenas condiciones para hacerse la velación del cadáver, tres vecinos del San Martín ofrecieron sus casas para ello, pero doña Adelaida Villamizar habló con José Pertuz y le dijo que no lo pensara más y que en su casa se haría la velación.
Fue así que en la carrera 39 con calle 20, se lleva a cabo la velación del cuerpo sin vida de Luis Alfredo, hasta esta tarde cuando sea sepultado.
“A este muchacho prácticamente lo vi nacer, crecer y se la pasaba era en mi casa. Él era una persona sencilla, de buenos hábitos, trabajador, cariñoso, que no se metía con nadie, responsable de sus actos y que no tenía problemas con la justicia. Yo a él lo quería como a un hijo, por aquí se le pasaba jugando con los muchachos de la cuadra”, indicó doña Adelaida.
Por Abdel Martínez Pérez
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