Como Eduardo Ditta Martínez, de 21 años, natural de Valledupar, fue identificado por sus familiares en la morgue de Medicina Legal, el hombre hallado muerto en la mañana de ayer, en un lote cercano a la Ciudadela Don Alberto, parte posterior de la sede de la Décima Brigada Blindada de Valledupar.
De manera inicial, Ditta Martínez estaba como N.N., debido a que, al momento de la inspección y levantamiento de cadáver, carecía de documento alguno que permitiera establecer su identificación; pero luego de conocerse la noticia sobre el hallazgo de un cuerpo en un sector al occidente de la ciudad, apareció la familia que determinó que se trataba de su ser querido.
De acuerdo con las autoridades, se adelantan las investigaciones sobre esta muerte, para establecer los móviles y responsables y, además, para verificar si este hombre tenía antecedentes penales.
Se conoció que, Eduardo Ditta murió a consecuencia de tres impactos de arma de fuego, al parecer de pistola calibre 9 milímetros, que impactaron contra su humanidad, así mismo que habría sido obligado a arrodillarse para dispararle, sospecha que se tiene porque el pantalón jean que vestía, tenía adherida tierra mojada a la altura de sus rodillas.
“Solo escuchamos unos disparos como a las 9:30 de la noche del lunes, no vimos ningún movimiento, ni nos atrevimos a averiguar qué había sucedido, porque eso estaba oscuro y corríamos riesgos al salir hacia ese lote. En la mañana, nos enteremos de que había aparecido un hombre muerto en un lote frente a la manzana 168. Un transeúnte se dio cuenta que estaba el cuerpo sin vida y la noticia corrió rápido por el sector, luego llegó la Policía para llevar a cabo el procedimiento legal”, manifestaron varios de los vecinos del sector.
Sin embargo, las autoridades investigan a una persona joven quien dijo haber estado con él la noche del homicidio. Este martes en la mañana, lo llevaron hasta la Unidad de Reacción Inmediata, URI, donde fue indagado sobre el suceso y luego lo dejaron en libertad, para continuar con la investigación.
Por Abdel Martínez Pérez
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