CON MÁS PUESTOS QUE UN BUS
Molestos o mejor dicho con la ‘piedra a fuera’ están los gremios de Valledupar, porque han sido desplazados por Alberto Montoya, quien al decir de muchos tiene más puestos que un bus y no le da chance a otros para estar en los cargos. Un agente 007 le siguió la trilla a Montoya y encontró que hace parte del consejo directivo de Fenalco y aspira a la presidencia de la misma entidad, también está en la Cámara de Comercio, en Comfacesar, en el puerto seco de Bosconia y en el Consejo Superior de la UPC, donde tendrá vigencia hasta hoy que se le acaba el periodo.
La molestia de los miembros de los gremios es porque Alberto Montoya, nunca ha entregado un informe, tampoco los ha convocado para debatir temas relacionados con su desempeño, no ha dado claridad de cómo se produjo la elección para el Consejo Superior de la UPC y para colmo de males se quiere hacer reelegir. Como decía un ex gobernador, “sabroso así”.
MENSAJE A ‘JUANMA’
El presidente del Partido de la U, Juan Lozano Ramírez, quien estuvo de visita en Valledupar, tratando de organizar el tema de los candidatos de la colectividad con miras a las elecciones de octubre, se llevó para Bogotá un recado para el presidente Juan Manuel Santos, de parte de todos los cesarenses. La encargada de transmitir el mensaje fue la ex congresista Carmen Cecilia Gutiérrez Mattos, quien en su calidad de codirectorista de la U, habló fuerte para exigirle al Mandatario que le cumpla al departamento, que le puso una generosa votación confiado en que la respuesta sería inmediata. Palabras más, palabras menos, Carmen Cecilia dijo que el Cesar se sentía frustrado, engañado, porque hasta ahora no se le ha tenido en cuenta a uno de sus hijos para ocupar una posición en el alto gobierno, desde donde se puedan gestionar soluciones para las tantísimas necesidades que tiene el territorio.
SE ENREDÓ LA PITA
Por buscar mayor transparencia, se metieron en tremendo lío. La Procuraduría tiene en el ojo del huracán al Secretario Departamental de Deportes, quien suscribió un contrato millonario con un concesionario para la dotación de implementos deportivos y – al parecer- los elementos nunca llegaron a los deportistas.
El organismo de control investiga para establecer que pasó con los 285 millones de pesos por los que se suscribió el contrato 925 de 2010, para la dotación de implementos deportivos. Como el contrato incluía la compra de balones y no los compraron… ahora el balón está en la cancha de la Procuraduría.