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Un gobernante debe separar sueños de gobierno, de sueños personales

Durante los últimos 15 años he venido revisando e investigando sobre los problemas que enfrenta la gerencia pública, de manera muy empírica he encontrado que existe una tendencia entre muchos gobernantes, que al llegar al cargo evidencian falta de amor propio y respeto por si mismo.

La falta de amor propio y respeto por si mismo se refiere aquellas acciones que devienen de la racionalidad que los impulsa a obedecer al egocentrismo para suplir y satisfacer necesidades de convertirse en quienes no son. Este tipo de actitudes se adoptan por la adulación que les aconseja que para posar de estadistas del Departamento o del Municipio deben mostrar poder, progreso económico y talante de gobernante, desdibujando la esencia de aquel (hombre/mujer) cálido y afable que durante la campaña mostraba su esencia humana.

Al respecto, tengo una centena de ejemplo de gobernantes que pasan por este proceso de transformación. Desde el Coaching de Gobierno, lo primero que le digo a un candidato es que al llegar al poder debe separar sus sueños personales de sus sueños como gobernantes, estos dos elementos no pueden confundirse. Cuando se mezclan estos “se friega pindanga” porque los sueños personales, muchas veces mal enfocados, le llevan a proveerse de bienes materiales y a utilizar métodos no ortodoxos de financiación para ganar las elecciones.

Por eso no es raro observar que las primeras ejecutorias de gobierno (cuando existe esta mezcla explosiva) es el cambio de carro para la entidad y su núcleo familiar; o cambio de armario, pasando de usar Arturo Calle a utilizar Hugo Boss, de reloj Cassio a Rolex. En materia de ejecutoria surgen los primeros contratos polémicos que la ciudadanía no entiende como prioridad ciudadana.

Este planteamiento más allá de lo anecdótico tiene un calado en el aspecto psicológico y es que el mandatario va perdiendo su esencia posando de alguien que no fue, distanciándose del ciudadano. En este aspecto (para mi) algunos asesores de imagen se equivocan al romper la coherencia entre lo que se vendió en campaña y lo que se genera durante el gobierno. Pregunto: ¿Sí usted fue criado con bollo de mazorca y queso, por qué un sábado no puede darse ese placer e ir a una esquina o al mercado a comérselo? Recuerden mandatarios ustedes para llegar a ser lo que son, cultivaron una esencia ¿por qué desdibujarse y posar en algo que no son?

Finalmente, Paul Roberts en su libro ‘La sociedad del impulso’ plantea lo siguiente: “Parece que somos producto de una sociedad que funciona en un sistema socioeconómico que crea una demanda de bienes y servicios que la gente no necesita y que busca para satisfacer anhelos artificiales”.

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Roberto Carlos Núñez Vega: