Hace unos meses se ha desatado una fiebre mundial por el uso del fidget spinner o spinner, como es conocido en Colombia. Hasta se puede conseguir en cada esquina en ventas callejeras, tiendas de cadena y plataformas digitales.
De este modo es que este pequeño juguete antiestrés fabricado comúnmente en plástico, acero e incluso vidrio, se consigue desde los $10.000 en Colombia pero puede alcanzar hasta los US$17.000 en Rusia con el modelo Spinner Full Gold, fabricado por la empresa Caviar que está compuesto por 100 gramos de oro puro.
Esta compañía también ofrece modelos más económicos como el Tricolor o el Carbón Skull que se pueden obtener desde $75.000 aproximadamente en el país europeo.
Andrés Arias, experto en marketing digital de la Universidad Eafit, explicó en una publicación del diario la Republica que el impacto de este juguete se puede medir en herramientas como Google Trends en las que las búsquedas de spinners eran prácticamente inexistentes hace un año y ahora han incrementado de manera exponencial.
Lo más sorprendente es que no se trata de una novedad: fue inventado hace más de dos décadas por la ingeniera química Catherine Heittinger para ayudar en la concentración y aliviar el estrés de los niños con autismo o trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). De hecho, las cajas de estos juguetes lo promocionan así, como un producto infantil contra el estrés y la depresión.
El juguete mecánico ha cobrado mayor vigencia pues sin ser un videojuego o dispositivo electrónico ha tenido ventas cercanas al millón de unidades en países como Estados Unidos.
“Su aceptación por parte de niños y jóvenes ha causado que se cree un mercado premium que aún no es muy masivo en Colombia pero que llegará en la medida que se extienda esta moda, al igual que ha ocurrido con anterioridad con juguetes como trompos y yoyos y otros artefactos recientes como las hoverboards”, explicó Arias.