Antonio Mejía Castillo, el hombre implicado en asesinar a su excompañera sentimental y docente, Lilisbeth Sánchez Donado, en el municipio de Curumaní, Cesar, fue enviado a prisión por un juez de control de garantías de esa localidad.
En las diligencias desarrolladas los últimos días, el togado habría considerado a Mejía como un peligro para la sociedad con base en los delitos imputados de feminicidio agravado y fabricación, tráfico y porte ilegal de arma de fuego.
Los primeros indicios de las autoridades indican que al parecer Mejía habría asesinado el pasado 12 de noviembre a la docente Sánchez, porque presuntamente ella se negó a sostener una relación sentimental con él.
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Según la investigación, el procesado atacó con arma de fuego a la docente que recibió tres impactos de bala en la calle 8 con carrera 14 del barrio Centro de esa localidad, cuando salía de un salón de belleza.
Por tal razón, en el mismo día, con base a las informaciones de testigos, se capturó a Mejía como el posible autor del crimen con tintes pasionales, encontrándole en su poder un arma de fuego tipo revolver calibre 38 y cinco cartuchos del mismo, siendo dos percutidos.
PANORAMA DE FEMINICIDIO
Con este caso a menos de dos meses de terminar el año, la cifra de muertes violentas por feminicidio ascendería a 13 casos en el departamento del Cesar; siendo los municipios de mayor ocurrencia La Jagua de Ibirico, Codazzi, Curumaní y Aguachica, con dos episodios en cada uno registrados; mientras que San Alberto, Gamarra, Pelaya, El Copey y Valledupar, solamente presentan un solo caso.
De acuerdo a la psicóloga clínica, María Eugenia Sarmiento, magister en Psiconeurosiquiatría y Rehabilitación, los motivos por los que se dan este tipo de crímenes son diferentes factores de carácter emocional.
“Para que una persona llegue a quitarle la vida a su expareja, con la que compartió muchos momentos de felicidad y momentos difíciles, tiene que haber conservado por mucho tiempo emociones negativas como ira, enojo, agresividad hacia esa persona, ya que eso muchas veces es un patrón que viene desde el núcleo familiar por otras emociones”, dijo la psicóloga, quien agregó que “el problema es que muchos hombres no aceptan un no rotundo de su expareja o pareja, porque creen que es de su propiedad, que no creen que se pueden organizar con otra persona, eso sumado a los celos o celotipia, que es una enfermedad donde la persona da por hecho que le es infiel, generan esa violencia”.