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Elecciones de EEUU en la recta final

Los datos de la contienda

Associated Press

WASHINGTON (AP) — El presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney están metidos de lleno ayer en una intensa ofensiva proselitista por todo el país en los estados que siguen indecisos, y ambos predicen que ganarán en una contienda que sigue demasiado cerrada para declarar un ganador a sólo dos días de las elecciones.
Las encuestas nacionales muestran que la lucha por el voto popular para las elecciones del martes está tan cerrada que sólo uno o dos puntos estadísticamente insignificantes separan a los rivales.
Pero la mayoría de los sondeos en los estados en juego, en especial los del centro del país como Iowa, Wisconsin y Ohio, presentan a Obama con una ligera ventaja, dándole un camino más sencillo hacia los 270 votos del colegio electoral que necesita para ganar. Ningún republicano ha ganado la Casa Blanca sin llevarse Ohio.

Quien define al ganador

En el sistema electoral estadounidense, el ganador no se determina por el voto popular a nivel nacional, sino en competencias estado por estado, por eso los estados “péndulo”, que no son sistemáticamente ni republicanos ni demócratas, tienen extrema importancia en una contienda así de cerrada. Romney y Obama de hecho están compitiendo por ganar al menos 270 votos electorales, los cuales se determinan con base en la población de cada estado y su representación en el Congreso.
Esto eleva la posibilidad de que suceda lo mismo que en las elecciones de 2000, cuando el republicano George W. Bush ganó la presidencia por una mayoría de votos electorales, pero el demócrata Al Gore tuvo una ligera ventaja en el voto popular.

La encuesta

La última encuesta nacional de NBC/Wall Street Journal, realizada del 1 al 3 de noviembre, muestra a Obama con 48% de apoyo de posibles electores y a Romney con 47%. El sondeo tiene un margen de error de 2,55 puntos porcentuales.
El frenético final de la campaña llega con la ola de la tormenta Sandy que devastó la costa oriental de Estados Unidos. Esto le dio a Obama una posibilidad de entrar en acción como comandante en jefe y mostrar bipartidismo al trabajar con autoridades republicanas como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y dejó a Romney batallando para encontrar el tono correcto.
La economía ha sido el tema dominante de la campaña a pesar de los desvíos a los temas sociales y de política internacional. A finales de esta semana se dio a conocer el más reciente reporte del mercado laboral antes de las elecciones del martes dando una última imagen de la economía al mostrar que se crearon 171.000 empleos y que más de medio millón de estadounidenses se unieron a la fuerza de trabajo. Sin embargo, la tasa de desempleo de 7,9% es todavía un poco mayor que cuando Obama llegó a la Casa Blanca.

La financiación de los hispanos 

Los hispanos donaron sólo un 3,5% de los 1.300 millones de dólares aportados por los estadounidenses a las campañas presidenciales de 2012, pese a que su presencia demográfica en el país es del 16%, según un análisis realizado por The Associated Press.
La AP llegó a esta conclusión tras analizar estadísticas federales de dos millones de contribuciones de personas que fueran superiores a 200 dólares tanto a los candidatos presidenciales como a sus campañas, a sus partidos políticos y otras organizaciones recaudadoras de dinero.
Las contribuciones analizadas hasta octubre 15 de 2012 fueron cotejadas, luego, con los vecindarios cuya población hispana es de al menos del 50%, según estadísticas de la Oficina del Censo.

El papel del indocumentado

Cristina García, una inmigrante mexicana sin papeles, dedicó uno de sus domingos a hacer algo inaudito: llamar puerta tras puerta en un barrio de Queens, Nueva York, hablar con los vecinos y convencerlos de que salgan a votar en las elecciones del martes.
Era inaudito porque el ama de casa de 30 años no podrá ir a las urnas el 6 de noviembre y votar por el próximo presidente de Estados Unidos. García ni siquiera está autorizada para residir legalmente en el país.
“Lo hice para ser útil, para ayudar”, dijo la mexicana de pelo negro y ojos grandes, quien lleva en el país más de una década. “No importa que yo no pueda votar. Esto es algo que nos debería interesar a todos. Podemos ayudar a lograr un cambio, aunque sea pequeñito. Si mucha gente hiciera esto, cambiaríamos el país”.
El temor de vivir en las sombras no ha sido obstáculo para que ella y una comunidad entera de inmigrantes ayuden a promover el voto entre electores hispanos y otros ciudadanos estadounidenses tocando puertas, llamando a votantes registrados y enviando panfletos con información electoral.

Los que no votarán 

Aunque los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, no podrán votar en los comicios presidenciales del martes si residen en la isla. Los partidarios de la estadidad consideran esto un ultraje, y le recuerdan a los votantes que la isla recibiría 20.000 millones de dólares adicionales en fondos federales si se convierte en el estado 51 del país. También tendría dos escaños en el Senado federal y cinco en la Cámara de Representantes.
“No queremos ya continuar en la colonia, queremos ya la plenitud de los derechos que nos corresponden como ciudadanos americanos”, dijo Thomas Rivera Schatz, presidente del Senado territorial. “Por ser una colonia, tenemos la mala fortuna de que somos los primeros en los recortes federales y los últimos en la fila de repartición”.
Aquellos que prefieren el estatus quo insisten en que la estadidad afectará la cultura de la isla, incluyendo el uso del idioma español.
Leoncio Burgos dijo que votó contra la estadidad en 1967, 1993 y 1998, y el martes hará lo mismo. “Eso lo llevo aquí en mi corazón desde pequeño”.

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