Tirso Alberto Cabello, delegado de la Registraduría Nacional del Estado Civil en el departamento del Cesar, en entrevista con esta casa editorial, se refirió a uno de los mitos sobre las elecciones presidenciales, de cara a la de este domingo 19 de junio, asegurando que los resultados del voto en blanco “no se le suman, ni se le han sumado, a ningún candidato”.
Cabello lleva 15 años como delegado, también manifestó que los puestos de votación son los mismos del 29 mayo y que ahora el proceso es “más fácil”.
Ad portas de la segunda vuelta presidencial, ¿qué datos nuevos debe conocer la ciudadanía cesarense?
Esta segunda vuelta conforma un mismo cuerpo con la elección del 29 de mayo. Los puestos de votación son los mismos, los jurados de votación son los mismos y las comisiones escrutadoras también. Tampoco ha variado el censo electoral en el departamento del Cesar y las personas podrán votar en la misma mesa donde lo hicieron en la primera vuelta.
La invitación para los más de ochocientos mil ciudadanos del Cesar es que se acerquen a votar este domingo, desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde.
Parece que este proceso es más fácil que el anterior…
Sí porque las personas ya saben dónde votan, antes había ocho candidatos y ahora solamente hay dos opciones, aunque está el voto en blanco.
Sobre el voto en blanco hay mitos, algunas personas creen que esos apoyos se suman al candidato que logró más sufragios.
Los procesos electorales se fundamentan y se regulan en la legislación colombiana. En la segunda vuelta el voto en blanco no tiene valor jurídico porque en la primera vuelta, al igual que los candidatos, no logró obtener más del 50 % de los apoyos.
Sin embargo, la ley exige que en la tarjeta electoral aparezca la opción de votar en blanco, pero los resultados de esta casilla no se le suman, ni se le han sumado, a ningún candidato. Sin embargo, reflejan la inconformidad de la ciudadanía con los aspirantes.
La Registraduría ha sido cuestionada y hay quienes dudan de su credibilidad, ¿qué están haciendo frente a eso?
Esta institución tiene más de 70 años haciendo elecciones y la legitimación de la buena labor lo hace la ciudadanía, pero las críticas siempre van a estar, sobre todo cuando los perdedores no aceptan los resultados de los ganadores. Las elecciones de Congreso implicaron ocho elecciones al tiempo: tres consultas, Cámara territorial, indígena, afrodescendiente, Senado nacional y la elección nacional indígena.
Pero en el Cesar fueron nueve porque hubo una Circunscripción Transitoria Especial de Paz en la Cámara de Representantes. Había 800 posibilidades de elección y esa complejidad la asumieron los jurados de votación que son de la misma ciudadanía porque no son funcionarios de la Registraduría.
Pero es la Registraduría del Siglo XXI…
La tecnología que utilizamos es para agilizar la información de datos, pero el proceso es manual. La Comisión Escrutadora hace manuscritos y plasman, en actas, los resultados que se obtienen en las mesas. La que cuenta y certifica los votos es la sociedad, la Registraduría organiza y dirige las elecciones.
Más allá de las funciones específicas de esta institución, ¿cómo concibe la relación entre democracia y construcción de paz en Colombia?
Ha habido democracia siempre, hay rastros en la Registraduría del escrutinio de la elección de Simón Bolívar… La Registraduría siempre va a ejercer un papel neutro, por eso, definir la paz como institución desdibujaría ese papel. Se aceptan las decisiones de un pueblo que libremente escoge a un candidato.
Mi opinión es que el proceso de paz se construye todos los días, va más allá de un proceso electoral y de acuerdos porque es un derecho fundamental.
POR ANDREA GUERRA / EL PILÓN.
@andreaguerraperiodista