X

El resurgimiento de la UP en el Cesar

La Unión Patriótica en su estreno político tuvo siete concejales y un diputado en el departamento del Cesar, ahora intenta retornar con una candidata a la Gobernación y una lista al Concejo Municipal de Agustín Codazzi. EL PILÓN / Referencia.

La Unión Patriótica fue un movimiento político fuerte en el Cesar que menguó con el asesinato sistemático de 125 de sus líderes, militantes y simpatizantes en este departamento.

El Cesar tuvo una participación importante en los inicios de este movimiento político que nació en 1984 como resultado de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y la guerrilla de las Farc, con el objetivo de consolidar un proceso de paz y brindar una salida política al conflicto armado. Sin embargo, su aparición en la arena política lo convirtió en víctima de la más sangrienta persecución por parte del mismo Estado en alianza con grupos armados ilegales.

El 15 de junio de 1985, en el municipio de Pueblo Bello, por primera vez se lanzó públicamente la Unión Patriótica con apoyo del movimiento cívico popular Causa Común, la Coordinadora Obrero- Campesina y Popular, los Destechados de Valledupar, las víctimas de UPAC, un grupo de madres cabezas de familia y estudiantes de la Universidad Popular del Cesar, UPC.

Así lo recuerda Imelda Daza Cotes, quien en 1986 fue elegida concejala de Valledupar por la UP: “En ese año la Unión Patriótica llevó sus primeros candidatos a elecciones regionales ganando una curul en la Asamblea de Cesar y siete curules a concejos en igual número de municipios del departamento. Además en alianza con los liberales ayudamos a la elección de Álvaro Araújo Noguera representante a la Cámara. Ese resultado electoral sorprendió mucho en el Cesar, porque era un movimiento nuevo, con una campaña proselitista de escasos cinco meses y ningún movimiento lograba tanto en una primera ocasión”.

También recuerda que el descontento social producto de la marginación, el abuso y los atropellos a los que eran sometidos los campesinos y muchos dirigentes comunitarios por partes de las instituciones del Estado y los grandes terratenientes, desencadenaron el paro cívico del nororiente, organizado por la Coordinadora Obrera Campesina Popular, con el apoyo de la UP, A Luchar, Frente Popular y Democracia Popular.

Se trató de una marcha de campesinos que arrancó en Norte de Santander y terminó en la plaza Alfonso López de Valledupar, que estuvo repleta de campesinos entre el 10 y 13 de junio del año 1987. Durante cuatro días, la mítica plaza que sólo se llenaba con tanta gente en los festivales vallenatos se convirtió en epicentro de las protestas campesinas que exigían soluciones por parte del gobierno.

Hubo un acuerdo entre los manifestantes, la gobernadora María Inés Castro, delegados del Ejército y la Policía, la tarde del 12 de junio. Al día siguiente terminó la marcha y la plaza fue desalojada pacíficamente.

Después de esa manifestación circularon muchas rumores en la capital del Cesar, acerca de la división que generó en sectores políticos de la región y de la amenaza contra los de la Unión Patriótica, se decía que no les la iban a perdonar haber promovido esa marcha.

Días después del paro cívico, el 27 de junio de 1987, uno de sus negociadores, José Francisco Ramírez Torres, presidente de Asonal Judicial, fue asesinado en el barrio Garupal de Valledupar. Iba llegando a su casa y al carro se le pinchó una llanta, él se bajó a cambiarla y, mientras tanto, pasaron dos hombres en moto que le dispararon.

En el mismo entierro de José Francisco, una funcionaria de la Rama Judicial se acercó a Imelda Daza Cotes y le dijo que ella sería la próxima víctima. Fue así como el 20 de julio de 1987 la concejala salió de Valledupar. Mientras Imelda optó por el exilio, su amigo Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda prefirió la lucha armada para defender sus ideales y ese mismo año se vinculó a la guerrilla de las Farc bajo el alias de ‘Simón Trinidad’.

A partir de ese crimen se intensificó en el Cesar el plan macabro de eliminar a los movimientos de izquierda. La alegría por los triunfos políticos se desvaneció con el pasar de los días, al igual que cada uno los concejales de la UP en el Cesar; uno a uno fueron asesinados, el primero fue José Antonio Quiroz Rivero, el 14 de abril de 1987, que había obtenido la votación más alta en Becerril.

De los siete concejales sólo sobrevivió Imelda, porque antes que dejar a sus tres hijos huérfanos escogió huir con ellos y su esposo lo más lejos que pudo, para evitar las balas asesinas del ‘baile rojo’ y del ‘golpe de gracia’, como fueron llamados los planes encaminados a reducir el dominio regional alcanzado por los grupos de izquierda en la elecciones de 1986.

La sobreviviente explica que los organismos del Estado (B-2 inteligencia militar, F2 policía y DAS) y paramilitares, comenzaron a asesinar sistemáticamente a simpatizantes y militantes de base de la Unión Patriótica, a dirigentes y militantes del Partido Comunista, a dirigentes de Causa Común, a dirigentes muy importantes de A Luchar, una organización política influenciada por el Eln, y a dirigentes de la coordinadora Popular, en todo el departamento del Cesar.

El 6 de abril de 1991, el dirigente de la Unión Patriótica, Jairo Alfredo Urbina Lacouture, fue asesinado en la urbanización Pasadena, al norte de Valledupar. Urbina siempre militó en el Partido Comunista Colombiano y hacía parte de la directiva UP en el Cesar. Fue concejal por ese movimiento en La Jagua de Ibirico (Cesar) en el período 1984-1986 y en Valledupar organizó el movimiento de izquierda Causa Común, junto con los también asesinados dirigentes José David López Terán, René Costa Gutiérrez y José Francisco Ramírez.

Otra de las bajas sensibles fue la de Alexis Hinestroza, que había sido diputado del Cesar por la Unión Patriótica. Lo asesinaron en noviembre de 1998, en la antigua vía principal del corregimiento de Estados Unidos en Becerril. Los paramilitares lo sacaron de su casa, a la 1:30 de la tarde de un sábado. “Estábamos viendo televisión cuando escuchamos los disparos.

Alexis salió corriendo por el patio. Dos hombres lo alcanzaron y lo mataron delante de mis dos niños”, dice el relato de la viuda Marialina Flórez.

“Era necesario dejar la ciudad, ante todo luchamos por la vida, no teníamos con que enfrentar el crimen atroz. Éramos impotentes ante esa barbarie pero la mayoría de los compañeros quiso quedarse y todos fueron asesinados, unos primeros, otros después. El último que quedaba era el compañero Luis José Mendoza que fue asesinado en octubre de 2001, en el interior de la Universidad Popular del Cesar, donde era docente y presidente de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios seccional Cesar, Aspu. Él fue candidato de la UP al Senado, era la reserva moral y el último de nuestros compañeros”, afirma Imelda Daza que vivió en Bogotá y Perú, antes del otoño de 1989 que llegó exiliada a Suecia, donde pasó 25 otoños más.

La sueca de la UP
Imelda Daza Cotes, a sus 67 años, recuerda que es una manaurera que se convirtió en europea a la fuerza; de una infancia en las estribaciones del Serranía del Perijá, juventud en Bogotá y adultez como política de izquierda en Valledupar, pasó a vivir en el exilio, en Suecia, durante 25 años.

Le tocó dejar a su familia, sus sueños políticos y todo lo que había cosechado en su tierra para no sumarse a las 1.598 muertos que dejó el exterminio de la Unión Patriótica en Colombia entre 1984 y 1997, que siguió con menor intensidad en los años siguientes.

Le tocó aprender una nueva lengua, nuevas costumbres y adaptarse a eternos inviernos, totalmente diferente al caluroso Caribe colombiano. En 1996 adquirió la ciudadanía sueca y pudo desarrollar sus dos grandes pasiones, la política y la docencia.

Lejos de su perfil como economista de la Universidad Nacional de Colombia, inicialmente trabajó en escuelas de básica primaria como maestra de español. Estudió en la Universidad de Jönköping y tras graduarse fue contratada como docente en la facultad de Comercio Internacional, en las áreas de economía del mundo hispanohablante.

Como colombo-sueca logró ser elegida, en tres periodos consecutivos, concejala del partido Social Demócrata en Jönköping, un municipio sueco situada a unos 350 kilómetros al suroeste de Estocolmo, en la orilla sur del lago Vättern. Tres veces fue postulada al parlamento, actualmente es pensionada y concejala del Partido de Izquierda.

El año pasado decidió volver a su terruño, ya no de manera clandestina como lo hizo un par de veces para visitar a familiares y amigos cercanos, retornó como uno más de los millones de desplazados por la violencia en Colombia.

“A raíz del proceso de paz que se está dando aquí yo empecé a vislumbrar que a los colombianos se nos avecinaba un momento muy especial que es el fin de la confrontación, que nos va a permitir construir paz y aprender a vivir en democracia, creo y confío en que sea así, por eso volví”, precisa la ahora candidata a la Gobernación del Cesar.

Pensando a pies descalzo y sobre la tierra caliente reconoce con dolor que las balas disparadas contra sus compañeros cumplieron el objetivo, el partido está debilitado, no tiene la misma fuerza de finales de los años 80, y no le será fácil volver a hacer política en un territorio en el que todavía no se ha superado el miedo debido a los recuerdos imborrables que dejó la época de terror.

Para las elecciones del próximo 25 de octubre la Unión Patriótica solo lleva una lista al concejo del municipio de Agustín Codazzi, integrada por cinco hombres y cinco mujeres: Jhon Jairo Saravia Bueno, Alfonso Antonio Araújo Peñaloza, Eddysson Romero Durán, Josue Hernández Herrera, Luis Eduardo Gallardo Robles, Daniela Patricia Morales De La Hoz, Elidia Mariana Viana Escorcia, Blanca Nuris Toncel González, Sandra Marcela Villadiego Rodríguez y Piedad del Carmen Teherán Sinning.

Imelda como candidata a la gobernación pese al respaldo del Polo Democrático-Alianza Verde y Progresistas, es la última en las encuestas frente a los otros dos candidatos (Arturo Calderón y Franco Ovalle), pero está convencida que poco a poco la Unión Patriótica va a renacer.

“Éramos impotentes ante esa barbarie pero la mayoría de los compañeros quiso quedarse y todos fueron asesinados, unos primeros otros después”: Imelda Daza Cotes, líder de la UP.

El 15 de junio de 1985, en el municipio de Pueblo Bello, por primera vez se lanzó públicamente en el Cesar la Unión Patriótica con apoyo del movimiento cívico popular Causa Común, la Coordinadora Obrero- Campesina y Popular, los Destechados de Valledupar, las víctimas de UPAC, un grupo de madres cabezas de familia y estudiantes de la Universidad Popular del Cesar, UPC.

Imelda Daza Cotes, candidata de la UP a la Gobernación del Cesar.

 

 

 

 

 

 

Por Martín Elías Mendoza

 

Categories: Sin categoría
Periodista: