Hace pocos días en el municipio de Chimichagua se realizó una ‘limpiatón’ en el parque donde está ubicado El Pozo del Higuerón; un grupo de ciudadanos con sentido de pertenencia se unieron a limpiar y cortar maleza, sacando al menos 600 bolsas de basura. Sin embargo, faltó más asistencia de chimichagüeros para contribuir al rescate de este referente histórico del municipio.
El Pozo del Higuerón tiene 123 años de creación, según cuenta la historia. Más de un centenar de años en el que generación tras generación ha llegado a este yacimiento de agua dulce a abastecerse. Sin embargo, en la actualidad le hace falta una inversión que no lo deje morir.
Una de las conocedoras de su génesis es la docente Carmen Ligua Queruz Lumes, también creadora de la memoria histórica de Chimichagua, quien contó que en 1915, Nicanor Zambrano sembró el agua de donde nació el pozo.
“Da pesar en las condiciones que ha quedado el Pozo de Higuerón de Chimichagua, en el 2015 cumplió los 100 años, fue fundado en 1915, no es un icono es un referente histórico, como si fuera un padre ya visto por sus hijos a través de todos estos años. Gracias al Pozo del Higuerón nunca hemos padecido de sed y además tenemos el soporte de la Ciénaga de Zapatosa que tampoco nos ha abandonado. Jamás, por los veranos más fuertes que ha habido, nunca deja de brotar agua, ha sido pródigo, aunque no es potable, paradójicamente es una agua dulce, fría y agradable”, dijo Queruz Lemus.
Relató que en 1915, cuando Nicanor Zambrano viajaba constantemente a Ocaña, Norte de Santander, y allá conoció un manantial donde está la Virgen de Torcoroma y al saber la necesidad de agua que había en Chimichagua a pesar de tener la Ciénaga de Zapatosa. Fue así como llevó dos mucuritas (pequeñas tinajas de barro) con agua y al lado de dos árboles de Higuerón, ‘sembró’ el agua. Con el pasar de los días vieron un yacimiento de agua, convirtiéndose así en una historia mítica El Pozo del Higuerón.
“Luego de ello todo el pueblo se enteró del agua del Pozo del Higuerón, la alegría de la gente fue muy grande y el cura Ángel Libea llegó al lugar y verificó la situación. Los días pasaban y este pozo ya se convirtió en un manantial y era bien arbolado. Luego de dos meses el ganado también llegaba ahí y la gente empezó a cuidarlo y el señor Nicanor Zambrano se dedicó a cuidarlo con sus familia. En ese entonces Chimichagua era una aldea. Lo que más llamaba atención a la gente era lo fría y dulce del agua”, relató la docente y también investigadora Carmen Ligia Queruz Lemus.
Años más tarde un albañil de apellidos Nieves Daza realizó el brocal, tapa y techo, y una persona estuvo pendiente de él, hasta la llegada de un alcalde que quiso cobrar un centavo por cada cántaro de agua que de ahí se sacaba principalmente por los ‘aguateros’ que vendían el líquido, el cual lo llevaban en burro por el pueblo.
Esto desató una huelga promovida por Angélica Vásquez, quien reunió a varias mujeres quienes se opusieron al decreto municipal de cobrar por el agua de ‘El Pozo del Higuerón’.
“El Pozo del Higuerón ha sido de mucha historia y composiciones han realizado muchísimas letras inspiradas en él. Una vez se intentó potabilizar esa agua, pero no se pudo. Todos los alcaldes que han pasado han intentado hacer acciones a favor del pozo, pero no se ha podido”, expresó Queruz.
“La problemática principal es la falta de sentido de pertenencia, así como ha habido mandatarios que sí han tenido la visión de rescatarlo porque así lo he visto y lo dejan bonito, también es cierto que esto no dura nada porque eso queda de su cuenta, no hay un celador que esté ahí permanente que pueda cuidarlo, eso lo deben hacer con un celador de día y otro de noche que incluso se cobre por entrar al parque a fin de su mantenimiento. Ecopetrol por la instalación de un oleoducto dejó un parque, pero la gente lo destruyó, incluso dejó un estanque con peces y la gente todo lo acabó. Hace falta una cátedra de Chimichagüeridad para que la gente quiera al pueblo, los alumnos de 11 deben apadrinar al pozo. Rescatar el pozo no es de alcaldes ni de gobernadores es de ciudadanía y eso no se hace solo en las escuelas, en los colegios, se hace desde el hogar porque los profesores hacen una parte únicamente”, puntualizó la profesora Carmen Ligia Querus Lemus.
Actualmente el pozo no tiene techo y hay un proyecto ciudadano que busca rescatarlo y darle más vida de la propia que tiene para no dejarlo morir. Sin embargo, hace más falta sentido de pertenencia de todos los chimichagueros. A más de 100 años su agua sigue siendo dulce y fría.
REDACCIÓN/ EL PILÓN