Estamos a diez semanas de la primera vuelta, y los candidatos ya están moviendo sus fichas.
FALTAN VARIOS MILLONES DE VOTANTES
La consulta presidencial del 13 de marzo tuvo 12.434.000 votos, mientras que en la primera vuelta del 2018 votaron 19.636.000 personas. Si en mayo vota un millón de personas más que hace cuatro años, faltarían alrededor de 8.500.000 por votar. Estos son muchos votos, casi el 70% de los sufragios de la consulta.
Además, el 13 de marzo hubo 6.117.000 votos más para la Cámara de Representantes que para las consultas, y estos electores suelen responder, para ese tipo de elección, más a la maquinaria que a la opinión.
Bajo las circunstancias anteriores, los que no votaron en la consulta, pero votarán en la primera vuelta, definirán quienes pasarán a la segunda.
¿PARA QUIÉN SON ESOS VOTOS?
Tendremos que ver, entonces, si esos nuevos votantes optaran por el centro o por alguno de los dos extremos.
De los votos que faltan, se diría en principio que pocos son de Petro, porque el voto petrista es de línea dura: no es dubitativo y ya está convencido, es decir, ya votó. Los votos faltantes tampoco pueden ser del uribismo duro y puro, así que podrían ser repartidos en su mayoría entre los demás candidatos.
No obstante, si la competencia comienza a apretarse entre los extremos, escogerán, por aquello del voto útil, un voto anti-Petro o anti-Fico. Esto, si Fajardo no los convence.
La ciudadanía está pidiendo cambio a gritos, pero hay cambios que angustian, y más si quien los propone tiene un talente autocrático, mesiánico, o tiene ideas riesgosas que causan incertidumbre e inestabilidad.
En últimas, la elección del presidente la definirá el clamor de cambio o la angustia -ya no tanto el miedo- que producen las propuestas de Petro. En algún punto extremo o intermedio, entre la angustia y el cambio se situará y votará porque el voto electoral es un voto emocional. Entre esas dos emociones el elector definirá su voto.
UN ESCENARIO MOVIDO
De aquí al 29 de mayo falta mucho. Así como la foto política de hoy es muy diferente de la de la semana antes del 13 de marzo, la foto de la primera vuelta puede ser muy distinta de la de hoy.
En estas semanas veremos errores, alianzas, debates, formulas vicepresidenciales, noticias falsas, manipulación, etc. Pueden además sobrevenir hechos inesperados, que cambien el rumbo de las tendencias electorales. Por esta razón las presidenciales no están definidas.
En estos días veremos mucho de matemática electoral y de ajedrez político. Habrá sumas y restas. Habrá jaque al rey, estrategia de defensa, y ataques.
Estos podrían ser los movimientos de cada bando.
LA ESTRATEGIA DEL CENTRO
Para el centro es importante que Fajardo salga fortalecido de la crisis. ¿Cómo? Debe abrirse a la conversación y a las alianzas con el país político y nacional y constituir un frente unido, cohesionado, monolítico y amplio como, por ejemplo, el de la Unión Europea y USA contra Putin para que, así como Fuenteovejuna todos a una, lo haga, en este caso, contra la polarización del país. He ahí la narrativa del centro. Su bandera. Si pudiera traerse a ese frente a Rodolfo Hernández y a Ingrid Betancourt sería un hecho político que relanzaría al centro bajo el entendido que Rodolfo e Ingrid solos no llegan a ningún lado.
Pero para ello se necesita audacia, arriesgarse, negociar y no repetirse en el discurso porque el mundo del 2018, con Covid19 y con guerra de por medio cambió las preocupaciones, intereses y prioridades de la gente. Petro renovó su discurso y Zuluaga, que no lo hizo, le tocó renunciar.
La estrategia del centro debió ser visibilizar el centro e invisibilizar la polarización, pero murieron en el intento porque les pudo más las peloteras internas de la coalición. Por eso no alcanzó a consolidarse ni a proyectarse, tampoco estructuró su relato, ese que sí tienen los extremos bajo el pronombre “anti”.
El petrismo y el antipetrismo dominarán la escena electoral y el reto del centro es hacer de la no polarización su narrativa. Deben mostrar que ‘Fico’ Gutiérrez y Petro personifican la polarización, y mostrar que elegir a cualquiera de los dos será permanecer en un país fracturado, dividido y agarrado por las mechas.
Su discurso: los extremos repiten la historia que estanca el país, y el centro va más allá de la polarización porque habla de inclusión, convergencia, de propuestas y de la fuerza que une.
LA ESTRATEGIA DEL PETRISMO
La estrategia de los extremos, como lo anoté en un artículo de 2021, era hacer invisible al centro para, una vez diezmado, ir por él y repartírselo. Mientras tanto, en la polarización cada jugador, Petro y ‘Fico’, intentarán vestir al contrario de demonio.
El petrismo vestirá a ‘Fico’ con el traje del uribismo. De esta manera, un sector de los votantes identificará con nombre propio a quién dirigir sus emociones de desprecio o de rechazo. Gutiérrez tendría que cargar con el peso del sentimiento antiuribista que, en términos electorales, se multiplica por dos: le quita votos a ‘Fico’ y se los suma a Petro.
Pero ‘Fico’ y Uribe se negarán por supuesto a caer en este juego. Además, con el pretexto o con la realidad de que detrás de Gutiérrez está Uribe, Petro intentará hacer un trato con César Gaviria —a la usanza del viejo país y como si todavía existiese la “disciplina de perros”—, pues Uribe no le dio participación burocrática al liberalismo cuando estuvo en el gobierno.
De la misma forma, Petro pretenderá sonsacar al Partido Verde y llevarlo al estadio de la polarización.
LA ESTRATEGIA ANTIPETRISTA
Mientras tanto, la estrategia de ‘Fico’ será echarle leña al fuego al antipetrismo.
Las propuestas de Petro producen angustia a muchos y la angustia es un gran movilizador del voto en un país como Colombia: tradicional, institucionalista, y que no es de izquierda. Los votantes colombianos hasta ahora han mostrado tener miedo a los saltos al vacío y han preferido apoyar a quien le dé certezas en vez de incertidumbres.
Por esta razón, Federico hará alianzas de muy distinto tipo bajo lemas como “democracia vs. autocracia”, “libertad vs. autoritarismo” o “nos unimos o nos hundimos”. Por ejemplo, a Isabel Ayuso le funcionó en Madrid el lema “democracia o comunismo”, pues con esa consigna apabulló a su contrincante de izquierda, Pablo Iglesias.
TODO ES POSIBLE
Al final, los resultados del 29 de mayo dependerán del lugar dónde se situé el péndulo emocional: si en el cambio que reclama la gente o si en la angustia que le genera las propuestas de Petro o en un punto intermedio de cambios sin sobresaltos que propone Fajardo, habrá presidente de izquierda, de derecha o de centro.
En todo caso, debemos recordar a Gimpel, el Tonto —la novela de Isaac Bashevis Singer-, y repetir igual que él: “En primer lugar, todo es posible”.
Las elecciones tienen algo de demencial. Aparecerán propuestas absurdas de los candidatos, también propuestas peligrosas, y muchas irrealizables. El riesgo es que, como dice Gutiérrez-Rubí, en tiempos de incertidumbre, la gente quiere certezas rápidas y fáciles.
Esperemos que en Colombia predominen el análisis, el debate y la prueba ácida a las propuestas de los candidatos.
ENRIQUE HERRERA ARAÚJO/ESPECIAL PARA EL PILÓN