Miriam Cáceres sintió la esperanza para hacer justicia cuando un fiscal especializado en Derechos Humanos le dijo que su caso sentaría un precedente en la historia de los asesinatos extrajudiciales que miembros del Ejército cometieron y que en el país se conocieron como falsos positivos.
Su hija, fue bautizada como Nixa, por una reina de Venezuela. Nixa Marbelis Martínez Cáceres de 15 años, era estudiante de décimo grado en el Colegio Upar, y unos meses antes de su asesinato había sido atropellada por un carro, accidente que por poco le quita la vida, pero los médicos pudieron devolverle la salud aunque con secuelas físicas. De manera que tuvo que asistir a un tratamiento riguroso y en esas estaba cuando desapareció.
En un consultorio cercano al Parque Rojo del barrio Sicarare estaban Miriam y Nixa el 27 de mayo de 2008, a las 10 de la mañana, recibiendo la atención de una odontóloga, cuando la joven fue enviada a una droguería para comprar unos guantes. Pasaron varios minutos y la niña no apareció, la búsqueda comenzó de inmediato.
Durante 19 días estuvo desaparecida Nixa, una joven de escasos recursos, estudiante, de trato alegre, según las descripciones que más de cinco personas hicieron ante el Juzgado Primero Administrativo del Circuito Judicial de Valledupar. Vecinos, amigos, profesores, entre otros declararon al juez que no había manera, no existía forma, ideologías políticas, religiosas, guerrilleras, en una niña que se pintaba las uñas en clases.
Todo esto fue declarado luego de que Nixa apareciera en los titulares de prensa de Valledupar, como una guerrillera del ELN, perteneciente a la cuadrilla Seis de Diciembre, que según el Ejército era compañera sentimental de un subversivo, que se enfrentó a las fuerzas armadas y por eso fue abatida. El informe de la necropsia indica que recibió 11 disparos de fusil por la espalda, y esto fue reiterado por el fiscal que llevó el caso. En la demanda de la familia se habló de uso excesivo de la fuerza en una mujer indefensa.
19 días que se perdieron de la historia
“Cuando llegamos a la droguería preguntamos que si una niña había ido a comprar guantes, el dependiente dijo que no. Entre el trayecto del consultorio a la droguería, alguien se la llevó”, dijo Miriam refiriéndose a aquel 27 de mayo de 2008.
El 14 de junio, 19 días después, un hombre llamó a la casa de los Martínez Cáceres en el barrio Siete de Agosto. “La persona tajantemente me dijo, a usted no le interesa quién le está hablando, le interesa lo que yo le voy a decir, váyase a la morgue del hospital que allí trajeron anoche dos muertos: un hombre y una mujer, y yo creo que esa mujer es la hija suya”.
Así se enteró Miriam de la muerte de Nixa. Durante los 19 días que estuvo tratando de encontrar a su hija, en hospitales, veredas, en casas de amigos, no sabe que pasó con Nixa. Cuando identificó el cuerpo, a través de fotografías, la vio vestida con una chaqueta y otras prendas que no eran propias. El barrio Siete de Agosto se estremeció, así como el Colegio Upar, que la vio crecer.
Disculpas
Acatando el fallo del Tribunal Administrativo de Cesar, el Ejército ofreció disculpas públicas a los familiares de dos jóvenes asesinados por tropas del batallón ‘La Popa’ de Valledupar en falsos positivos. Nixa y el joven Frank Enrique Martínez Caviedes quienes corrieron la misma suerte. La joven cayó bajo las balas del pelotón Bombarda 3.
A partir de ese acto de desagravio que tuvieron que enfrentar miembros del Ejército Nacional, por acciones que realizaron otros uniformados, inició una carrera por limpiar el nombre de Nixa Marbelis Cáceres, campaña que terminó en condenas e indemnización económica por parte del Estado, pero esa labor incansable de la familia Martínez Cáceres, tuvo consecuencias.
Sin embargo, Miriam dice que “el dinero no compensa, ni repara la muerte de mi hija”.
Amenazas de muerte
Además de escuchar en audiencias a los militares implicados, decir que tenían pruebas de que Nixa era guerrillera, Miriam recibió una visita amenazante. “Un hombre fue a mi casa, de frente me dijo que no pusiera demanda, que no hiciera nada si yo no quería que a mi hijo le pasara lo mismo que a mi hija. Yo puse un denuncio y lo llamé a la Fiscalía, nos enfrentamos allá. El tipo resultó siendo de la Sipol, de la policía, era ´ley´ como decía él, luego se perdió, dicen que se lo llevaron preso”, enfatizaron Miriam y Ubaldo Martínez, padre de Nixa.
Luego, a través de llamadas telefónicas, Miriam y su familia recibieron intimidaciones con el fin de que no continuara con la demanda. “Me decían que yo sabía que mi hija sí era guerrillera, que dejara eso así”.
Un hombre llegó a su casa en diciembre de 2011. “Me dijo, preste atención a lo que le voy a decir, váyase, piérdase que a usted la van a matar. Me contrataron para matarte pero yo no te voy a matar, de manera que nos tocó irnos el 25 de diciembre a mi pueblo, seis meses duramos allá”, concluyó Miriam.
La historia ha estado plagada de acontecimientos funestos, antes, durante y después del asesinato de la joven estudiante a manos de uniformados del ejército.
La operación “Masada” y los condenados
Durante la operación “Masada” fue que murieron dos supuestos guerrilleros del ELN, entre éstos Nixa. Por esa acción contra los Derechos Humanos, siete militares del pelotón Bombarda 3 rindieron versión libre. Cinco fueron condenados a pagar 48 años de cárcel, en juicio realizado el pasado 25 de octubre. Raúl Patarroyo Vargas, sargento viceprimero; Edward Francisco Morea, cabo Segundo, y los militares retirados Wilson Bolaño García, Antonio Granados Rodríguez y Yair Isaac Fernández Estrada.
Dos nombres no figuran en esa condena, y a lo largo del proceso no fueron vistos en audiencia. Sin embargo, según la demanda de las victimas ante un juzgado de Valledupar, los soldados profesionales Lorenzo Gómez Payares, y Fredys Evaristo Romero, habrían participado en la operación “Masada”. Este medio de comunicación no conoció mayor información sobre el soldado Romero, en cuanto a Lorenzo Gómez Payares, fue asesinado cuando ya no pertenecía al Ejército, el 24 de febrero de 2012. EL PILÓN conoció a través de una persona que pidió reserva de su identidad, que el ex militar había participado como “protagonista” en ese falso positivo, y que pretendía aportar información, pero fue asesinado por causas que aún se investigan.
Por Redacción judicial