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“El carnaval es un instrumento para hacer plata”

A sus 73 años, Dolcey Gutiérrez sigue con su sonrisa y jocosidad intacta. El Rey del Carnaval se prepara para amenizar las fiestas de Barranquilla. EL PILÓN / Carlos Mario Jiménez.

Al terminar la temporada de fin de año llega la fiesta más alegre de Colombia, el Carnaval de Barranquilla y en ella hay un ser exageradamente alegre, desbordante en jocosidad y conocido ampliamente por ser el ‘Rey’ del goce.

Se trata de Dolcey Gutiérrez, hombre que con su gracia, risa y sombrero envuelve a cualquier desapercibido. Nació en 1941, en Nervití, caserío del corregimiento de El Guamo (Bolívar). “Yo nací para la recorra, desde pelaito le mamaba gallo hasta el rector del colegio donde estudié.

Estudiando en Barranquilla, en el mes de noviembre cuando presentábamos exámenes finales para terminar mi bachillerato, en una fiesta se les ocurrió ponerme a tocar con Aníbal Velásquez –recuerda-. Esa fue la causa que me llevó a recorrer muchas ciudades colombianas y a convertirme en un ícono del Carnaval de Barraquilla”.

Esto sucedió en 1963, cuando hizo su primera composición siendo estudiante del Colegio Americano de Barranquilla. Se presentó a tocar como aficionado a un baile que animaba la agrupación de Aníbal Velásquez, su ídolo. Allí, el gerente de Sonolux, una casa disquera con sede en la ciudad, lo escuchó y sin titubear le grabó Cantinero, sirva el trago, que hoy cuenta con 30 versiones conocidas, grabadas por orquestas como La Billo’s Caracas, Los Melódicos, Wilfrido Vargas y el fallecido Joe Arroyo a dúo con Diomedes Díaz.

“Yo pasé al estudio de grabación de Sonolux y grabamos en el año de 1963 mi primera canción que la compuse con los compañeros de colegio, y esa fue “cantinero deme un trago, cantinero deme un trago que me voy a emborrachar”. De ahí en adelante Dolcey no presentó los exámenes finales y entonces “me convertí en un músico profesional”.

Mantiene intacta su sonrisa y la ‘cipote’ de gracia en su rostro oculta el trajín de 73 años que, como él dice, lleva entre pecho y espalda, 51 de los cuales ha puesto a zapatear a la gente, con canciones inolvidables que en temporada carnavalera cobran vida, brillo y sabor.

“Yo soy un artista que las composiciones me nacen en la calle, son vivencias mías o de personas que me llaman la atención para contarlas con picardías”, resalta el cantautor.

Dolcey encarna uno de los grandes ídolos del Carnaval de Barranquilla y de la Región Caribe colombiana que se resisten a desaparecer o pasar de moda. 
Este año no podía ser la excepción, por eso ahora Dolcey Gutiérrez llega con un compacto a su nivel y estilo, trae una canción titulada ‘Los especialistas’ pero ya fue bautizada como ‘El cura Hoyos’ por la fanaticada que por lo regular cambia el título de los temas cuando escucha el doble sentido de Gutiérrez.

Con sombrero o sin sombrero, en temporada carnavalera su nombre suena por todos lados, así como sus canciones. No hay emisora, fiesta de barrio, caseta o pueblo donde no escuchen y bailen la música de este peculiar artista. 

Le preocupa el Carnaval
En sus 51 años de vida como artista ha grabado más de 100 trabajos, con un promedio de 10 canciones por disco, sea en acetato o CD, lo que equivaldría a una cantidad superior de mil temas. Para tocar todas sus canciones, a Dolcey 120 minutos que tarda su show no le alcanzan, podría tardar tres días para tocarlo. 

Pero en el alma del ‘Rey del Carnaval’ existe una preocupación y es que la fiesta más importante de Barranquilla desaparezca.

“Mi concepto muy personal es que el carnaval ya no es carnaval, el carnaval para mí es un comercio, un instrumento para hacer plata”, dice. Pero qué hace a Dolcey decir este concepto, “porque la esencia del carnaval se ha perdido” y eso tiene que ver con que antes las personas salían a las calles, “ponían una carta y era de mamar ron, bailar y disfrutar”. Es cierto que el Carnaval pasó a clubes sociales, conciertos con artistas internacionales, algo muy parecido a lo que ocurre con el Festival Vallenato.

“Ya tú no gozas como antes el carnaval, sanamente, fácilmente otro disfraz te atraca en la calle. Yo sigo siendo un ícono del carnaval, dicen que un carnaval sin Dolcey no es Carnaval”.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
Carlos.jimenez@elpilon.com.co

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