Juan Carlos Arzuaga Pimienta se desempeñaba en el oficio de “llantero” al sur de Valledupar; tenía 32 años pero su vida acabó cuando un amigo de parranda le pegó un tiro en el pecho, tras una discusión por la cuenta que debían pagar en un estanco de la Ciudadela 450 años.
Eso fue el 10 de abril de 2011 a las 4:00 de la mañana, minutos después, el autor del crimen huyó.
El 10 de abril de 2013, la Policía Judicial del departamento de Bolívar, con las patrullas que conforma el Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, capturó a José Luis Rivera Silva, en el municipio de Zambrano, debido a que era solicitado en el Juzgado Penal Municipal Numero tres de Valledupar, por el delito de homicidio.
Rivera Silva, moto taxista en la época de los hechos, fue detenido exactamente dos años después de haber cometido el crimen, en el que fue víctima de la intolerancia su vecino, según afirmó Enedith Olmedo Harlante, compañera sentimental de Juan Carlos Arzuaga Pimienta.
La audiencia de formulación de acusación se realizó la mañana de ayer viernes, en el Palacio de Justicia de Valledupar, ante el estrado del juez Leonel Romero Ramírez; el abogado William Mejía Muza ofició la defensa de José Luis Rivera Silva.
“Eso fue como a las 4:00 de la mañana en un estanco que está frente al parque de los cuatrocientos, se formó una discusión porque no querían pagar las cervezas, el marido mío se paró a pagarlas y el que estaba con el empezó a discutir, se fueron a los golpes, se separaron y luego pasó lo que pasó”, dijo Enedith.
Desde entonces se dedica a lavar y a planchar por contratos, para alimentar a sus 6 hijas, 3 de ellas los tuvo con Juan Carlos Arzuaga Pimienta, las otras fueron criadas por el occiso desde que eran pequeñas.
Por la muerte de su marido, Enedith Olmedo dice que una de sus hijas cayó en una crisis nerviosa, por la cual tuvo que ser hospitalizada 3 meses en Barranquilla.
“A consecuencia de lo que pasó la tuve muy enferma pero gracias a Dios ya está mejor”, dijo Enedith y agregó que durante estos dos años está esperando justicia, que a Rivera Silva le caiga todo el peso de la ley.