El show no empezó pero sí se fortaleció en las elecciones regionales del 2023 cuando Daniel Alberto Daza Arias decidió ser candidato al Concejo de Valledupar por el partido Nueva Fuerza Democrática. “Cansado de no sentirme representado por las opciones que había me dije: ‘Vamos al Concejo’. Así comenzó la carrera de un invisible que necesitaba llamar la atención de la sociedad civil y decirle: ‘Aquí hay un proyecto distinto, construyamos’”.
Sí que llamó la atención con particulares performance frente a Emdupar, la Alcaldía de Valledupar, Afinia, entre otras empresas, sin camisa, pintado y denunciando actos de corrupción y cobros excesivos.
Al final no logró los votos suficientes, obtuvo 122, pero sí se abrió un camino propio: convertirse en un artista que se burla de los políticos. No porque odia la política, al contrario, es su forma de hacer política en una región donde para lograr un escaño se necesita dinero o hacer las cosas diferentes.
“No podemos despertar a la sociedad si no cambiamos las herramientas. Ya no podemos hacerlo con las arengas de los 60, con las marchas de ayer”, comenta Daniel.
El personaje que persigue
El día de la entrevista llegó disfrazado de Darth Vader, reflexionando que, como en la famosa saga Star Wars, la oscuridad se había tomado Valledupar. Como si se tratara de un guionista de Hollywood construyó casi 10 personajes: ‘Roberto Afixia, el verdugo de las tarifas’, ‘El buda’, ‘Daddy Upar, el reggaetonero con contenido social’, ‘Mojón Airelines’, entre otros.
Todos son antagonistas o héroes relacionados con los problemas que más afectan a Valledupar, y persiguen dos objetivos: despertar a la ciudadanía y permitirle a Daniel Daza convertirse en alcalde. “Estoy preparado y quiero ser alcalde de Valledupar”, sentencia.
Es abogado de la Universidad Industrial de Santander. Tras graduarse estudió posgrados en políticas públicas y se fue a Argentina a realizar un posgrado en teatro y cine, donde sentó las bases de lo que es actualmente: un político de las artes escénicas.
“Es una forma de cuestionar”
No le molesta cuando lo llaman payaso, como lo hizo el diputado Popo Barros cuando se opuso a la tasa de seguridad que planteaba imponer la Gobernación del Cesar. Sus personajes se apoyan en la ironía y la burla, aunque Daniel lo ve como una forma de cuestionar.
“Más que burlarse, es hacerles interrogantes desde el absurdo, desde la sátira, porque son las herramientas que tenemos. Daniel Daza no tiene una bazuca, no tiene un rocket, simplemente tenemos la creatividad, la imaginación, la ironía, para hacerles cuestionamientos y hacer que la sociedad civil diga: ‘Oye, pero más allá de la risa, eso es verdad’, ‘Eso me estás pasando a mí’, o ‘Yo quisiera decir eso, pero no soy capaz’.
Para Daniel, la clase política de Valledupar y el departamento del Cesar se agrupa en una licuadora y el resultado es el mismo: no destiñe ni cambia porque todos son iguales.
“No nos echemos mentiras: la administración del alcalde Ernesto Orozco es lo mismo que Mello Castro y Tuto Uhía. Es la misma continuidad, pero con la repetición. Es como el Día de la Marmota: se nos repiten los mismos hechos, las mismas circunstancias, los mismos problemas, solo que los indicadores se agravan”, reflexiona.
La Tokio de Latinoamérica
Detrás de sus escenas ya hay un equipo de amigos que entienden que en 3 meses de campaña es imposible convertirse en alcalde de Valledupar o lograr un escaño representativo en la ciudad.
Por eso continuarán con su trabajo en el 2025, sumándole propuestas a la ironía. El primer proyecto será una campaña para promover la puntualidad en Valledupar.
“Con toda la ciudadanía que nos está siguiendo vamos a comenzar a ser propositivos. Ya tenemos la sátira, pero necesitamos comenzar a construir. Haremos una campaña llamada ‘Valledupar en punto, Valledupar la Tokio Sudamericana’. Es una campaña de cultura ciudadana para erradicar la impuntualidad. La puntualidad es respetar al otro”, cuenta Daza.
El estudio de caso lo implementarán en la Terminal de Transporte de Valledupar, donde buscarán que las empresas miren el impacto positivo de salir a la hora programada y no 15 o 30 minutos después.