A través de la decoración del hogar se integran diversos elementos que permiten que cada ambiente tome una forma y estilo particular siempre adaptado a los gustos de quienes habitan cada vivienda. Precisamente, un componente en este sentido que siempre ha cobrado gran protagonismo para aportar vida y color a las casas son las plantas. Pero estas tienen una naturaleza particular para la cual se precisan ciertos cuidados.
En este sentido no siempre se hace necesario gastar demasiado dinero en productos especializados ni acudir a un experto en jardinería para garantizar un perfecto estado tanto a las plantas que se encuentran en el exterior como en el interior.
Uno de los remedios caseros que pueden emplearse para este fin son los posos de café, los cuales de acuerdo con los expertos funcionan como fertilizante orgánico con cualquier planta que sobre todo con aquellas que necesitan un suelo ácido. El modo de empleo ideal es dejarlos secar unos días para evitar la aparición de hongos y después tamizarlos por la superficie de la matera en la que esté sembrada la planta. Otra recomendación muy eficaz es mezclarlos con sustrato en un recipiente grande y dejar que se integre para que enriquezca la tierra durante varias semanas y después se aplica en cantidades pequeñas en dichas materas, con lo cual las flores crecerán con más vigor.
Cuando falta mucho tiempo para regar las plantas una buena alternativa es introducir una bolsita de té en el interior de la matera lo cual permitirá alargar la humedad que la planta necesita. Para esto, solo hay que hacer un pequeño orificio en la tierra, enterrarla y regar a continuación para que se empape, con lo cual la bolsa retendrá el agua durante mucho más tiempo.
Para reemplazar los pesticidas químicos que generalmente se emplean para combatir las diferentes plagas de insectos que afectan las plantas se puede recurrir a una sencilla receta casera que hace posible ahuyentar fácilmente a los parásitos. Esto consiste en mezclar una cucharada de jabón de lava platos, otra de aceite vegetal y varios dientes de ajo triturados en tres litros de agua, la mezcla se filtra y se introduce en un recipiente con rociador que se debe esparcir varias veces a la semana sobre las plantas afectadas.
Por último, para eliminar las malas hierbas se puede verter un chorro de vinagre blanco directamente sobre las raíces, algo que realizado con constancia da muy buenos resultados.