Las disfunciones sexuales femeninas son algo frecuente al igual que en los hombres. “Disfunción” significa que algo no funciona bien y si nos referimos al sexo podemos diferenciar tres niveles o aspectos de la sexualidad donde algo puede ir mal y convertirse en un problema: primero ‘Nivel del deseo sexual’, la apetencia o libido; segundo ‘Nivel de la fase de excitación o problemas de lubricación y molestias o dolor en el coito’ y por último el ‘Nivel del orgasmo o fase final de la respuesta sexual humana’.
Problemas de deseo sexual
Si empezamos por las dificultades sexuales más frecuentes están los problemas de bajo deseo sexual o inapetencia. En muchísimos casos se trata de la consecuencia de su problema anterior que no se ha atendido y que lleva a que se vea afectada la libido y produzca desánimo sexual.
Las causas pueden ser diversas aunque, por lo general, una secuencia sexual muy rápida, con pocas caricias y escaso juego erótico y donde se va directamente a la penetración lleva a que muchas mujeres no logren alcanzar una excitación física sexual adecuada y desconecten del sexo, de su cuerpo y de su deseo sexual.
Es frecuente que un problema sexual masculino como la eyaculación precoz pueda ser la causa de que la mujer quiera acelerar en la relación sexual para no quedarse a medias y el resultado sea una frustración mayor.
Cuando una mujer dice que no le apetece mantener relaciones sexuales quiere decir, en muchos casos, que no le apetece de esa manera: sin juego erótico, de forma rápida y directa al coito.
Deberíamos cuestionar este viejo modelo de relación sexual que tanto daño está haciendo y desanimando a las mujeres.
Problema fase de excitación
Los problemas sexuales en la fase de excitación se dan cuando una mujer siente que es molesta o dolorosa la penetración. Son debidos a una causa biológica o, mejor dicho, al desconocimiento de una diferencia biológica entre mujeres y hombres que hay que tener en cuenta: la excitación mental puede suceder de forma muy rápida pero la excitación física ocurre un poco más lentamente en la mujer.
Si no damos tiempo a que la lubricación y dilatación vaginal suceda es normal sentir molestias en el momento de la penetración. Si se repiten en varias ocasiones puede producir el vaginismo, que es una reacción defensiva de tu cuerpo contrayendo la musculatura del tercio externo de la vagina y la cierra. Es algo automático que no depende de la mujer y que la confunde mucho porque puede desear intensamente tener relaciones y no es posible por el dolor intenso que siente.
Son casos que se suelen consultar con el especialista en sexología cuando la pareja decide buscar un embarazo que no es posible por esta causa.
Problemas de orgasmo
Finalmente los problemas sexuales también pueden afectar a la fase de orgasmo. El orgasmo es una parte de la sexualidad que se descubre por experimentación erótica, es una habilidad que se aprende explorando el propio cuerpo o por interacción con otra persona. En este caso, de nuevo, la confusión y la desinformación están en las causas que impiden disfrutarlo.
Por algún motivo se sigue creyendo que el coito o penetración vaginal es la práctica sexual más placentera y que lleva al orgasmo de la mujer más fácilmente. Esto No es así. Si tenemos en cuenta que el pene del hombre no es el equivalente anatómico de la vagina sino del clítoris y los labios menores o externos de la mujer, lo que se conoce como la vulva, que es externa. Esto indica que la mejor manera para lograr la excitación adecuada para un orgasmo en la mujer es la estimulación externa, no la penetración, ya que ésta sólo produce una estimulación indirecta del clítoris. Incluso mujeres que logran su orgasmo en la masturbación se confunden y no lo alcanzan debido a esta causa. Y si no se ha sentido nunca, la confusión es mayor.
Las disfunciones sexuales femeninas pueden suceder a lo largo de la vida y por diferentes causas. Es importante acudir a un especialista en Sexología si algo va mal y, sobre todo, si se repite en varias ocasiones y no se consigue solucionar por los propios medios.
Mariana en la cama