A treinta y cinco años de prisión condenó el Juzgado Cuarto Penal del Circuito con funciones de Conocimiento al joven Emmanuel David Castro Páez, el implicado en la tortura y asesinato del registrador de La Jagua de Ibirico, Giovanni Andrés Padilla Daza, en una residencia del barrio Garupal Tercera Etapa, occidente de la capital del Cesar.
La juez realizó la lectura de sentencia en la mañana de ayer en el Palacio de Justicia, luego de que el pasado 19 de octubre se celebrara la verificación de allanamiento del responsable que aceptó los cargos imputados por la Fiscalía Nueve seccional por los delitos de homicidio agravado, tortura agravada y hurto calificado agravado, cometidos en compañía de otra persona prófuga de la justicia, el primero de enero del presente año.
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Según la investigación, ese día la víctima después de haber almorzado salió de la residencia de su mamá ubicada en la calle 30 B del barrio Villa del Rosario, para llegar en su camioneta color gris al sector de Arizona a recoger a dos jóvenes que posteriormente resultaron ser sus victimarios.
Los tres se trasladaron a la vivienda de Padilla en la manzana 76 del barrio Garupal Tercera Etapa, de donde después salieron los dos sujetos con el carro sin compañía del occiso, el cual fue encontrado al día siguiente, dos de enero, por sus familiares, al interior de la casa amordazado, según la línea de tiempo narrada por las autoridades.
“Encuentran en una de las habitaciones el cuerpo sin vida de Padilla con signos de inmovilización en las piernas amarradas con cuerdas, con surcos de presión, con traumatismo por diferentes tipos de mecanismos de asfixia, como una media que desplazaba la lengua hacía atrás (…) y le dejaron un surco de presión con un cable amarrado al cuello”, narró la juez al dictar la condena.
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A Castro Páez las autoridades lo aprehendieron los primero días del mes de julio en el sector conocido como Patio Bonito de Kennedy en Bogotá, siendo presentado el ocho del mismo mes, ante el Juzgado 37 Penal Municipal con funciones de Control de Garantías de la capital del país, y posteriormente trasladado a Valledupar.