Con su talento, actitud y gallardía, Silvestre Dangond consiguió cautivar a un público amante del género vallenato.
Son cerca de 13 años los de Silvestre inmerso en la música de acordeón, en la que hizo la primera grabación con Román López, luego siguieron siete discos con Juan Mario de la Espriella, uno con Rolando Ochoa y en su más reciente disco aparece acompañado de Lucas Dangond.
El cantante nacido en Urumita, La Guajira, es un artista que se ha posicionado de manera activa en el mercado del vallenato. Hoy 11 de mayo está de cumpleaños, que llega especialmente en el marco de su gira, denominada ‘Tour Sigo Invicto 360°’, que ya recorrió con total éxito ciudades como Bucaramanga, Bogotá y Medellín, siendo esta última la de mayor asistencia con unas 15 mil personas aforadas en la plaza de toros La Macarena.
Ha tenido altos y bajos en su carrera, como todo artista, pero con innovación consiguió un calificativo de ‘inigualable e incomparable’, así sucedió en la capital de Antioquia en el marco del concierto ofrecido el sábado anterior, sin embargo Silvestre agradeció el halago y dijo “inigualable e incomparable es Dios”.
Desde Medellín, Dangond habló en exclusiva para EL PILÓN de su carrera artística y entregó apartes de lo que implementa para convertirse en el artista más importante de este género musical, una de esas cosas fue dejar de consumir licor, así como también alejarse de las malas energías.
EL PILÓN: ¿A qué edad comenzó Silvestre Dangond a cantar?
Silvestre Dangond: Creo que a los 7 u 8 años. Yo me imaginaba ser cantante, todo el tiempo quise ser cantante, si no que la historia es muy larga. A los 14 o 15 años me cambió la voz y opté por retirarme porque no me sentía con la misma fuerza para cantar, entonces tomé la guitarra, en esa ocasión dejé de cantar en público porque me sentía inseguro.
EP: Dejó ver que el paso del tiempo le ayudó para enviar la inseguridad al olvido, hoy vemos un artista activo y muy entregado en tarima, además seguro de lo que tiene y hace, ¿Qué piensa de eso?
SD: Esa inseguridad se convirtió en una pasión, como te puedes dar cuenta lo vivido en Medellín sobrepasa muchos límites, si te pones a analizar, hay canciones que nunca han sonado en la radio y el público se las sabe, es algo mágico y lo digo en el buen sentido de la palabra, es algo curioso no vayas a creer.
EP: En el departamento de La Guajira se acostumbra que el artista principal debe reunir mínimo dos mil personas, usted cantó ante unas 15 mil, además lloró de la emoción, ¿cómo considera ese hecho?
SD: No es fácil, yo soñé con esto hace mucho tiempo, yo quería hacerlo y se dieron las cosas. Pienso que esto es un premio al ver tomado una decisión radical en mi vida, Dios me está preparando para grandes cosas, tú dirás que siempre digo lo mismo, pero tengo que decirlo porque no puedo cambiar los hechos, estoy convencido de que vienen cosas mejores. Siempre hay imperfecciones, errores, el público de pronto no lo siente, uno sí porque es músico, es bueno que pase para exigirse más. El público cada día me está convirtiendo en el artista que soy, no soy yo ni mis fuerzas, son ellos.
EP: ¿En qué consiste el cambio radical adquirido?
SD: Antes hacía muchos show hablando dos disparates, diciendo muchas cosas, pero en este trascurso de vacaciones con mi familia tenía mucho miedo de volver a cantar, analicé dejar tomar trago porque él me desinhibía y hacía que yo dijera más cosas, yo decía que eso era parte del show, pero comprendí que me estaba condenando a ser un Silvestre que no era, hoy en día entiendo que el Silvestre de ahora da para muchas cosas, que no cierra puertas, al contrario está abriéndolas, por eso digo que con el vallenato se puede llegar a grandes esferas.
Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
Carlos.jimenez@elpilon.com.co