Como territorio fronterizo, la realidad económica y social de Venezuela siempre ha tenido repercusiones sobre el departamento del Cesar. A menos de una semana, entre la ciudadanía y gremios del departamento hay expectativa por las elecciones presidenciales del 28 de julio, día en el que el vecino país decidirá entre la continuidad del presidente Nicolás Maduro o dar un vuelco con Edmundo González, quien representa a la oposición.
Más allá de cuál sea el resultado, habrá impactos directos sobre el Cesar, principalmente sociales y económicos. En el caso de una victoria de Nicolás Maduro podría incrementarse la llegada de migrantes, mientras que la victoria de Edmundo González significaría el fin del chavismo, retorno de migrantes y nuevas expectativas económicas.
IMPACTO ECONÓMICO
Según las cifras oficiales, en los 25 municipios del Cesar viven 45.121 migrantes venezolanos, la mayoría en Valledupar. Además de la cultura, ambos territorios están conectados por el comercio.
En la época de vacas gordas, las fronteras entre Venezuela y Colombia eran puntos neurálgicos por el alto intercambio comercial. Camiones cargados de mercancía salían y llegaban a Colombia. Incluso, se llegó a hablar de construir una vía internacional que conectara ambos países atravesando la Serranía del Perijá e incluir hasta una zona franca.
No obstante, desde el 2015, el comercio se fue apagando y el Cesar lo sufrió. La escasez de productos en Venezuela golpeó a muchas familias que importaban mercancía, algunas a través del contrabando. Expertos señalan que el apagón de la economía venezolana es uno de los factores que llevó a que en Valledupar el desempleo creciera de forma sostenida desde el 2015.
Sectores como el ganadero tampoco pudieron continuar con el intercambio comercial porque en el vecino país suspendieron los procesos de vacunación contra la fiebre aftosa y se acabaron las garantías comerciales.
De forma indirecta, el fin de la venta de gasolina de contrabando fue una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la crisis venezolana sobre el Cesar.
ATENCIÓN EN SALUD
Los 45.121 migrantes venezolanos que viven en el departamento del Cesar representan una población mayor a la de municipios como Curumaní, Becerril y Chiriguaná, entre otros. Por eso, su atención ha significado un reto para las autoridades locales.
La agente especial interventora del Hospital Rosario Pumarejo de López, Carmen Sofía Daza, sostuvo que el Ministerio de Salud les adeuda $30.000 millones por concepto de atención a población migrante, principalmente venezolana.
En menor escala, la situación se repite en los otros 24 hospitales públicos del departamento, porque más del 70 % de la población venezolana que llegó al Cesar vive en condiciones de vulnerabilidad.
SEGURIDAD
La crisis migratoria también agitó el debate alrededor de la participación de extranjeros en delitos. En el caso del Cesar, los datos marcan que el hurto es el delito por el que más capturas se registran en contra de personas de nacionalidad venezolana.
Y es que, aunque la mayoría de migrantes llegaron a trabajar y huyendo de la crisis económica provocada por el chavismo, también llegaron delincuentes y bandas criminales.
PRESIÓN SOBRE EL EMPLEO
La llegada de venezolanos generó cambios culturales y económicos en algunos sectores, por ejemplo, en la venta de comida y peluquerías. Con el objetivo de ganarse ‘el día’, la población migrante en edad de trabajar que no consiguió empleo formal decidió irse al rebusque.
Esa presión sobre un mercado laboral tan pequeño como el cesarense impactó directamente en las cifras de informalidad. En el caso de Valledupar, el 61 % de los trabajadores están en la informalidad. Y según una encuesta del Dane, el 81,9 % de los migrantes tienen contratos laborales verbales, lo cual promueve la informalidad.
Por Deivis Caro