La impertérrita aplicación del nuevo código policial en Colombia provocó que el cantante colombiano Checo Acosta no pudiera acabar su actuación en la Guacherna, fiesta con la que la localidad caribeña de Soledad, entró el viernes en el Carnaval de Barranquilla, que tendrá sus días fuertes en la primera semana de febrero.
Según fuentes consultadas por Efe, la actuación de Checo Acosta contaba con permisos oficiales que le permitían cantar hasta las dos de la madrugada, sin embargo, problemas de índole logístico provocaron que la actuación del cantante conocido como “Príncipe del Carnaval” empezara a las 2:30 de la noche.
Acosta terminó de forma abrupta su presentación pues cuando entonaba los últimos compases de las canciones con las que pretendía acabar el espectáculo, le fue apagado el sonido.
Las autoridades policiales decidieron aplicar la nueva normativa cívica y poner fin a los ritmos caribeños del cantante, que había reunido a una multitud de personas en Plaza Central de la localidad, por la que también desfilaron otros artistas como Los Soneros de Soledad, con todo el sabor de la música tradicional; Mike Rodríguez; Elder Dayán Díaz o Diomedes Díaz.
Testigos presenciales explicaron a los medios locales que tras el final inesperado de la actuación de Checo Acosta, se produjeron unos leves disturbios, en los que incluso se llegaron a lanzar algunas botellas.
Como respuesta a esta polémica, hoy se llevará a cabo una reunión entre el Gobierno Distrital de Barranquilla y las autoridades policiales con tal de crear una suerte de “amnistía carnavalera” en la aplicación del nuevo código policial con tal de que éste genere los mínimos perjuicios a una de las celebraciones carnavalescas más populares de Colombia.
“La idea que tiene el distrito es aplicar el Código de Policía de manera regulada, tal y como lo dice la misma norma, que se puede hacer de esa manera en ciudades que tengan ambiente festivo”, explicó el secretario de Cultura Distrital de Barranquilla, Juan José Jaramillo, en declaraciones recogidas por diario El Heraldo.
EFE