El director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Gustavo Bolívar, anunció que las 3 líneas de transferencias que la entidad mantendrá en el 2025 son el de Adultos mayor; Renta del cuidado, dirigido a mujeres cabeza de hogar con hijos menores de 6 años, y la devolución del impuesto al valor agregado (IVA).
Así las cosas, de acuerdo con lo explicado por el funcionario el 27 de diciembre a través de las redes sociales, programas como Colombia sin Hambre y Renta Joven desparecían. “La gente que deja de recibir las transferencias, porque no hay plata, se organicen en cooperativas y nosotros le vamos a entregar crédito”, expresó Bolívar.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro confirmó el “cambio de rumbo del uso de subsidios”, al afirmar: “El resto de la población hasta ahora subsidiada: jóvenes y padres pobres con hijos mayores a 6 años, los invitamos a configurar cooperativas productivas y recibir créditos para la producción. Las cooperativas juveniles y de mujeres serán nuestra prioridad en el 2025”.
Estas declaraciones no cayeron bien en el sector estudiantil del país, el cual se beneficia del programa Renta Joven, destinado a personas de escasos recursos que cursan carreras en instituciones públicas como las universidades y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), con el objetivo de garantizar la permanencia.
El representante estudiantil ante el Consejo Superior de la Universidad Popular del Cesar (UPC), Juan Nacimiento, le respondió al jefe de Estado en X, indicando que ese cambio es un “despropósito” que desconoce la realidad de los estudiantes del país. “Los universitarios de bajos recursos, muchos foráneos, tendrán que ver cómo resuelven con emprendimientos improvisados para sobrevivir, como si todos tuviesen el tiempo y la vocación emprendedora”, escribió.
En diálogo con EL PILÓN, Nacimiento aseguró que en la UPC hay unos 11.000 potenciales beneficiarios de Renta Joven, es decir, que cumplen con los requisitos para recibir la transferencia, y que por lo menos el 90 % de ellos ha sido seleccionado. A nivel nacional, el número de beneficiarios alcanza más de 400.000.
“Sería un golpe profundo a la educación superior del país, porque hay personas que dependen de esa transferencia monetaria para estudiar, que si tú les dices que para el otro año no habrá renta joven, no van a matricular”, expresó Nacimiento, precisando que más que un subsidio esta es una transferencia monetaria condicionada a la matrícula del beneficiario, cuando recibe $400.000, y a la culminación del semestre que también habilita otros $400.000.
Las personas que logran un promedio por encima de 4.0 pueden recibir otros $200.000 que incentivan esos buenos resultados académicos. En el SENA el monto varía, la mayoría de esos jóvenes usan el dinero para asumir los gastos de alimentación en el período académico, transporte dentro de la ciudad o intermunicipal, comprar herramientas, entre otras cosas.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN