Amenazas, robos, secuestros, homicidios y torturas fueron los delitos que durante varios años cometieron los miembros del bloque norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc, contra la comunidad indígena asentada en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, pero un hecho sin precedentes en el conflicto, fue el acto de antropofagia contra dos miembros de la comunidad arhuaca.
El caso de canibalismo paramilitar se remonta al 26 de noviembre de 2003, cuando integrantesdel frente ‘Mártires del Cesar’, asesinaron a Dwiarusingumu Crespoy a Julián Arroyo Crespo, quienes fueron sacados de sus residencias en Yugaka, resguardo Arhuaco, ubicado en La Mesa, corregimiento de Valledupar.
Con los testimonios que indígenas entregaron a las autoridades, se estableció cómo en esta incursión los paramilitares detuvieron a Julián Crespo, quien anteriormente se había desempeñado como Cabildo Gobernador y Mamo, primera autoridad tradicional de la comunidad en mención.
“Julián estaba cumpliendo el compromiso comunitario de trabajar en unas parcelas cuando los hombres armados comenzaron a preguntarle que dónde estaban los guerrilleros y comenzaron a golpearlo. Julián decía que no sabía, que lo dejaran tranquilo, que estaba trabajando, pero siguieron golpeándolo hasta matarlo y con su mismo cuchillo lo descuartizaron”, dice uno de los testimonios.
A la casa de Julián llegaron los paramilitares bajo el mando de Jorge Luis Montes Sajallo, alias ‘Makuto’, con un pedazo de carne fresca y le pidieron a los familiares que la fritaran. Los que estabanallí, algunos paramilitares y la esposa de la víctima, no sabían del origen de la carne.
Ana Izquierdo,relató que inicialmente los ‘paras’ llegaron buscando a su esposo y no lo encontraron, minutos después escuchó gritos sin imaginarse que se trataba de su compañero y que lo estaban asesinando.
“Makuto llegó con guantes negros untados de sangre y los otros traían unas bolsas con carne, se la dieron al que se había quedado cocinando, la fritaron y comieron con arroz, algunos de los hombres comieron, otros botaron la carne”, dice el expediente judicial. Ana, sin saberlo, cocinó la carne de su esposo.
Solo se dieron cuenta de que la carne que habían preparado pertenecía a los muertos, porque días después a los cadáveres de Julián y Dwiarusingumu les faltaba el corazón y estaban descuartizados.
Según el expediente del caso, los mataron con las mismas herramientas de trabajo, las cuales fueron encontradas al lado de las fosas donde estaban enterrados los restos.
Cinco días después de los hechos tropas del batallón La Popa localizaron los restos de las víctimas en pequeñas fosas,en predios de la finca Chiviritales en estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, gracias a información suministrada por la misma comunidad.
Los peritos de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en las actas de necropsia confirmaron que a los cuerpos de los dos indígenasles habían arrancado el corazón.
Venganza
Los ‘paras’ que cometieron el crimen eran guiados por el indígena Oscar Enrique Torres Márquez, quientiempo atrás había sido juzgado por sus autoridades tradicionales por haber cometido robos al apropiarse ilegalmente de unas tierras.
Torres Márquez,en retaliación ingresó a las Auc y se encargaba de guiar a los paramilitares en las incursiones armadas, señalando a quienes según él, tenían vínculos con la guerrilla para que fueran asesinados.
Los condenados
La Fiscalía Segunda Especializada de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de Bogotá, asumió la investigación por la muerte de Dwiarusingumu Crespoy Julián Arroyo Crespo.
El caso fue asignado al Juzgado Penal del Circuito Especializado de Descongestión Adjunto de Valledupar, que el 30 de diciembre de 2011, condenó a 40 años de prisión a los paramilitares Jorge Luis Montes Sajallo, alias ‘Makuto’ y a Oscar Enrique Torres Márquez, como responsables del doble crimen.
Los delitos imputados fueron homicidio en persona protegida en concurso homogéneo con concierto para delinquir agravado.