Entre el 2011 y 2015 Carlos Caicedo fue el alcalde de Santa Marta, quedando como uno de los cinco mandatarios más importantes de Colombia durante ese cuatrienio. Este año decidió visitar varios puntos del Caribe colombiano para hablar sobre su proyecto político y la visión que tiene sobre el proceso de paz que se adelanta entre las Farc y el Gobierno Nacional de Juan Manuel Santos.
Pero además de eso, llegó a la capital del Cesar para participar en un conversatorio en la UPC sede Sabana la tarde de este miércoles, donde expuso cuáles fueron las estrategias que usó para sacar del problema financiero en el que se encontraba la Universidad del Magdalena antes de que él llegara a la rectoría y como dejó financiera y académica cuando salió del cargo en el 2007.
Para él, los cambios significativos de una sociedad se basan en la educación y en la ejecución de las ideas.
EL PILÓN: ¿Cuáles fueron las estrategias que usó en la Universidad del Magdalena y que presentó a la comunidad estudiantil y docente de la UPC?
Carlos Caicedo: Básicamente, es un resumen de la gestión que se adelantó en la institución, el análisis que hicimos a través de una Dofa (debilidades y fortaleza, oportunidades y amenazas) que nos permitió conocer cómo estaba la universidad. En segundo lugar, el proceso de reestructuración financiera que adelantamos y que permitió darle viabilidad a la universidad para hacer las iniciativas en materia académica, que incluyen los aspectos de docencia, de investigación. Construimos un Plan Decenal de Desarrollo para tener una hoja de ruta para diez años, que posibilitó el incremento de la oferta académica y sostenibilidad financiera. Oferta académica con más de 14 programas de pregado: medicina, enfermería, odontología, entre otros programas. Pero también, se hicieron estrategias para el crecimiento de la oferta en posgrados. Igualmente, la organización del sistema de investigación.
Cuando estuvo al frente de la rectoría hubo muchos conflictos políticos por el poder de la universidad. La UPC no ha estado exenta de ese problema ¿Cómo pudo enfrentar esto?
La verdad es que los sectores políticos tradicionales no entienden la naturaleza misional de la universidad. Creen que esta puede ser una especie de secretaría de despacho y asumen que el rector es un nominador al servicio de los poderes territoriales. Esto es un grave error, conduce a burocratizarla, llenarla de una nómina que la propia institución no está en capacidad de asumir, con lo cual el presupuesto se desborda por los gastos. La politización es diferente, porque eso es positivo. En la dimensión política se toman las decisiones. La universidad ha sido protagonista en los grandes cambios en la historia del país y el mundo contemporáneo. Estamos hablando de la politiquería que es muy distinto.
¿Qué puede salvar a la Universidad Popular del Cesar? ¿La comunidad estudiantil?
Primero que todo consultar a la comunidad universitaria y entre todos construir la visión de universidad con la que soñamos. Esto no es sencillo, porque tiene que trascender de la órbita o del control del rector y consejo directivo y propiciar la activa participación del profesorado y del estudiantado. En nuestro caso, no abrimos inscripciones durante un semestre para que en todo ese tiempo nos pusiéramos a pensar, imaginarnos, a soñar y visionar la universidad que queríamos tener. Se hizo un análisis de todas universidades, se invitaron expertos; esto ayuda a despejar horizontes. Las universidades púbicas tienen un régimen establecido y sin lugar a dudas se puede aprender de las experiencias de terceros.
¿Esa etapa en la que estuvo al frente de la universidad le sirvió para manejar a Santa Marta? Teniendo en cuenta que también tuvo enfrentamientos con la vieja clase política.
La universidad fue un gran escenario para propiciar cambios que condujeron a que tanto los universitarios como el resto de Santa Marta se dieran cuenta que sí se puede cambiar. La universidad hacía parte de todas esas entidades que estaban quebradas. Tenía 26 mil millones de pesos de deuda, eso es mucho dinero. Yo encontré la alcaldía con un nivel de endeudamiento de 40 mil millones de pesos. Y avanzamos en los pasivos y sacamos a la ciudad de la ley 550, adicionalmente empezamos a revisar los planes de concesiones y exigir planes de mejoramiento. Fue este gobierno que, ante un estallido social por la falta de agua y el mal trabajo de la empresa Metroagua, nos dedicamos a solucionar el problema. Hoy Santa Marta tiene más de 40 pozos, eso está provisionando agua.
Cambiando de tema. Usted no está en Valledupar solamente para hacer el conversatorio, también tiene la intención de promover su proyecto político Fuerza Ciudadana.
Fuerza Ciudadana es un movimiento de universitarios, de jóvenes o profesionales, que entendemos que el soberano es el pueblo. Y nuestra mirada de la sociedad es la mirada de la gente que desea vivir mejor, que quiere tener oportunidades, que pide equidad, inclusión social y que tengamos la oportunidad de conquistar un mejor nivel de vida, promoviendo una nueva práctica en la política en la que buscamos compartir nuestras ideas y, sobre la base de la ideas, construir la agenda que necesitamos para el bien de la ciudad, de la región y del país.
¿Qué son las jornadas para la paz?
Vamos hacer consultas durante seis meses y se harán visitas a 60 municipios donde esperamos hacer 200 eventos. Confiamos que confluyan 100 mil personas. Y desde allí salgamos hacer una consulta regional de un millón de personas. Un millón de ideas para el cambio. Hay ejemplos de cómo hacer el cambio.
Hay que construir una pedagogía para la paz, que signifique la disposición del perdón, la disposición de contar la verdad, la reconciliación, la reparación, pero además, que se avive un acuerdo para que los territorios que deje las Farc no las coja otro grupo.
¿Pero la percepción que algunos colombianos tienen sobre las Farc puede afectar los proyectos de izquierda como el suyo?
Este proceso tiene muchas críticas, pero la otra alternativa, que es la guerra, no es buena, porque tiene pérdidas de vidas, multimillonarias sumas de dinero que de los contribuyentes tienen que irse a la guerra. Esto sin duda alguna tampoco pinta bien. El camino de la paz puede favorecer a Colombia.
“Hay que construir una pedagogía para la paz, que signifique la disposición del perdón, la disposición de contar la verdad, la reconciliación”: Carlos Caicedo.
“La universidad fue un gran escenario para propiciar cambios que condujeron a que tanto los universitarios como el resto de Santa Marta se dieran cuenta que sí se puede cambiar”, Carlos Caicedo.
Por Rennier Asprilla