Las huellas que un perro dejó en el apartamento donde fue asesinada la comerciante Rosalba López Serrano, son una de las principales evidencias que tiene la Fiscalía para acusar a Cristóbal Torres, de 64 años, como el autor del macabro crimen descubierto el 26 de abril de 2011 en el barrio Siete de Agosto de Valledupar.
Así lo dio a conocer un integrante del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía, quien ayer declaró ante el Juzgado Tercero Penal Municipal de Valledupar con Funciones de Conocimiento, donde es procesado Cristóbal Torres como presunto responsable del delito de homicidio.
El testigo para la época de los hechos fungió como jefe del grupo de investigadores que estuvo a cargo del levantamiento del cuerpo e inspección a la escena del crimen.
“Nos pareció muy extraño que una persona llevara tres días muerta en una habitación y nadie se fuera a percatar de la ausencia de la hoy occisa”, dijo el funcionario.
Relató que en el proceso de recolección de evidencias los investigadores encontraron las huellas de un animal que pisó la sangre fresca de la víctima, probablemente en el momento del crimen.
“Se encontró el cuerpo de la señora (Rosalba López) y al lado las pisadas de perro, por eso nos vimos en la necesidad de buscar un veterinario y se tomó foto de la huella y se cotejó con la del perro que estaba en la casa donde ocurrieron los hechos, es decir, el perro del señor indiciado (Cristóbal) y según el veterinario correspondían”, manifestó.
De acuerdo con lo relatado por el investigador, otra de las pistas que llevaron a la Fiscalía a señalar a Cristóbal Torres como responsable del crimen, fueron las contradicciones en algunas declaraciones.
“En entrevista a la hija y la esposa del indiciado ellas manifestaron que habían hablado con la señora (Rosalba) y que ésta al despedirse dijo que iba a ver televisión, pero en entrevista con el hijo de la víctima, este manifiesta que su mamá no tenía televisor, pues lo había empeñado hace un mes”, puntualizó el testigo.
Defensa pide exclusión de muestras
Lisandro Pinedo, abogado de Cristóbal Torres manifestó que una vez la Fiscalía termine de presentar sus pruebas él entrará a desvirtuar dichas acusaciones.
“Solicitamos la exclusión de las experticias de muestra de sangre que recolectaron en la escena del crimen, la Fiscalía pretende demostrar que el señor Cristóbal en el momento de los hechos se hizo una herida en la mano y que esa sangre es de él. Al señor lo llevan a Medicina Legal y efectivamente según el dictamen tenía las heridas pero eran antiguas y ya cicatrizadas”, explicó el jurista.
En cuanto al caso del perro dijo lo siguiente: “La tesis de la Fiscalía es que de la única forma que pudo haber entrado el perro a la escena del crimen es que fuera el canino de propiedad del señor Cristóbal y que si no fuese de él, el perro no hubiese entrado en la habitación. Los perros no tienen huella dactilar que puede ser inequívocamente identificado y si la puerta estuvo abierta cualquier perro pudo haber entrado”.
Los hechos
La comerciante Rosalba López Serrano, de 35 años, vivía en una habitación arrendada ubicada en el patio de la residencia de Cristóbal Torres, en la carrera 25 con calle 31 del barrio Siete de Agosto de Valledupar. Allí fue encontrada muerta con heridas de arma blanca y en estado descomposición el 26 de abril de 2011.
Entre las hipótesis que maneja la Fiscalía sobre la muerte de la comerciante, hay una que se refiere a la acalorada discusión que la víctima como inquilina supuestamente tuvo con Cristóbal Torres porque él habría enterrado un gato en el patio de la casa.
El juicio oral contra el presunto homicida continuará el próximo 22 de junio.