La historia del sufragio femenino en Colombia es un testimonio de lucha y avance hacia la igualdad de derechos. El 27 de agosto de 1954, la Asamblea Nacional Constituyente aprobó el acto legislativo número 3, otorgando a las mujeres colombianas el derecho a elegir y ser elegidas sin restricciones.
Este hito marcó un cambio en el panorama político, permitiendo que las mujeres ejercieran su derecho al voto por primera vez en el plebiscito de 1957, donde se buscaba aprobar una reforma constitucional que consolidara el Frente Nacional, un acuerdo de paz entre los partidos Conservador y Liberal tras años de conflicto civil.
La reciente proyección de la película ‘Estimados Señores’, dirigida por Patricia Castañeda, ha reavivado el interés por las pioneras sufragistas vallenatas. En este contexto, EL PILÓN recibió una fotografía histórica del 1 de diciembre de 1957, que muestra a un grupo de mujeres ejerciendo su derecho al voto en el Cesar.
Entre ellas se identifican a Mercedes “Meche” Romero de Quintero: “Rocha llegó a la ciudad de Valledupar por mi esposo Clemente Quintero Araujo, que se dedicaba a la política. Era una mujer de ideas brillantes que promulgaba los derechos de las mujeres tal como lo hizo en esta ciudad”, dijo la sufragista en un artículo publicado en este medio el 4 de diciembre de 2017. Este momento fue crucial no solo para el país, sino también para las vallenatas, quienes comenzaban a inundar colegios y universidades, accediendo a la educación como un derecho fundamental apenas una década antes.
En esa jornada electoral, un total de 4.397.090 votantes acudieron a las urnas, de los cuales 1.835.255 eran mujeres, representando un 41,8 % del total. Este porcentaje evidenció el interés de las mujeres por incidir en la vida pública del país y sentó las bases para el reconocimiento formal de sus derechos políticos, según datos de la Registraduría Nacional.
Voto femenino vallenato actual
A pesar de los avances logrados desde entonces, la representación femenina en la política colombiana sigue siendo limitada. En 2023, el departamento del Cesar eligió por primera vez a una mujer como gobernadora mediante voto popular.
Valentina Arregocés, consejera de juventudes del Cesar, es una joven activista por la defensa de las juventudes, en especial de mujeres en su incursión a la vida política. “La elección de una gobernadora mujer es un logro que puede inspirar a muchas mujeres a participar activamente en la política. Sin embargo, también preocupan las prácticas políticas tradicionales que aún persisten y limitan la participación femenina”, afirma Arregocés.
La situación en Valledupar es preocupante; actualmente no hay representación femenina en el Concejo. Arregocés destaca que “siempre las candidatas son mínimas en comparación con los candidatos hombres” y señala la falta de apoyo entre mujeres para fomentar candidaturas. Para ella, es esencial promover una mayor unión y colaboración entre ellas para cambiar esta realidad.
El acceso a la información y a la educación proporciona herramientas esenciales para convertirse en líderes efectivas. Es por eso que en departamentos como Antioquia se desarrollan programas desde la política pública de mujeres, campamentos especializados para entrenar a mujeres campesinas en liderazgo.
Barreras machistas
Los estereotipos de género y las estructuras patriarcales siguen siendo barreras significativas para la participación política de las mujeres jóvenes. A pesar de los avances legales y políticos desde 1954, persisten desafíos culturales que obstaculizan su plena participación. “Es fundamental que trabajemos juntas para derribar estos estereotipos”, concluye Arregocés.
En las recientes elecciones departamentales, el 50.36% de las mujeres ejerció su derecho al voto, en comparación con el 49.64% de los hombres, según datos de la Registraduría. Aunque el voto no es el único mecanismo de participación, representa una medida tangible del interés de las mujeres del Cesar por involucrarse en la vida política.
En el departamento, el impulso del voto no fue el único factor que contribuyó a que las mujeres obtuvieran una mayor representación y relevancia en la sociedad. Según Lydyaleu Perea Enrique, la región se destacó por ser pionera en la implementación de políticas de equidad de género al establecer, en 1996, la primera Oficina Departamental de la Mujer, bajo la dirección del gobierno de Mauricio Pimiento Barrera.
Actualmente, se está desarrollando una política pública departamental enfocada en las mujeres, que se espera incluya, al igual que en otros departamentos, el acceso a información y capacitación para empoderar a las mujeres en la identificación y solución de las problemáticas que enfrenta la población.
El legado del sufragio femenino continúa inspirando nuevas generaciones a involucrarse en la política y abogar por sus derechos. Con cada elección y cada voz levantada en defensa de la igualdad, se acerca más el día en que todas las mujeres vallenatas puedan disfrutar plenamente no solo del derecho al voto sino también de una representación justa y equitativa en todos los espacios donde se toman decisiones que afectan sus vidas y su país.
Por: Katlin Navarro Luna/EL PILÓN