Recuperándose, de manera satisfactoria, en el Hospital Rosario Pumarejo de López, se encuentra Carmelo Antonio Muñoz Pérez, de 20 años, quien fue blanco de varios disparos por parte de dos hombres que llegaron hasta su residencia.
Al momento de ocurrido el atentado, Muñoz Pérez se encontraba sentado en la terraza de su casa, ubicada en la manzana 8 casa 45 del barrio Mareigua, en compañía de su hermano, Franklin Enrique Muñoz Pérez, quien contó a EL PILÓN que eran las 7:40 de la noche del jueves cuando dos hombres que se movilizaban en una motocicleta, de color negro, llegaron hasta la puerta de su casa y con arma en mano, descendieron de manera amenazante y se dirigieron hacia él y su hermano.
“La reacción de nosotros fue correr, yo lo hice para la esquina y mi hermano se metió a la casa”, dijo.
Agregó, además, que los hombres, quienes siempre estuvieron con el casco puesto, persiguieron a su hermano hasta el interior de la vivienda y le dispararon en diferentes oportunidades logrando impactarlo en tres ocasiones en el brazo derecho y un cuarto tiro que lo hirió en la espalda.
Sin embargo, el ataque contra Muñoz Pérez, cesó, según contó el hermano de la víctima, porque los sicarios, reconocieron que se trataba de una equivocación.
“Estamos tranquilos porque esos tipos expresaron que se habían equivocado, además nosotros no tenemos problemas con nadie; ojalá y preguntaran por mi hermano en el barrio”, dijo el familiar, quien agregó que éste se ganaba la vida vendiendo, golosinas y pasabocas en las fiestas patronales de pueblos circunvecinos.
Franklin Enrique, quien manifestó que no escuchó el sonido del arma, al parecer, una pistola nueve milímetros, (lo que hace suponer que se usó silenciador), dijo que su hermano hizo parte de un grupo paramilitar, pero que hace cerca de cinco años se había retirado y estaba seguro que este hecho no tenía relación con lo ocurrido.