Un desalentador panorama socioeconómico se vive en Aguachica, según el criterio de Samuel Betancur Nieto, economista y miembro de esta comunidad. Según el profesional, “la brecha de pobreza sigue ahondándose entre el campo y la ciudad; que la distribución del ingreso no ha mejorado, sino que por el contrario ha empeorado, y que seguimos siendo uno de los municipios con indicadores sociales más deficientes”.
Así como se realizan encuestas y estudios en otras ciudades del país, debiera hacerse también en Aguachica, para medir con precisión los indicadores socioeconómicos para saber a ciencia cierta lo que se observa a simple vista, como son las estadísticas de cuántos pobres y cuántos indigentes hay en el municipio. Esta sería una información indispensable para poder evaluar el éxito, el fracaso, o la inocuidad de las políticas del gobierno local, sostiene Betancur Nieto.
De los más de cien mil habitantes que tiene la segunda ciudad más importante del Cesar, más del ochenta por ciento son pobres, muchos de ellos, un porcentaje significativo vive en la indigencia porque no existe un soporte municipal para combatir los niveles extremos de miseria en cada familia, que muchas veces consumen una sola comida al día, pese a recibir un apoyo mínimo del programa Familias en Acción.
El mapa que dibuja la pobreza en Aguachica lo tiene cada ciudadano grabado en su mente, porque 56 de cada 100 aguachiquense siguen viviendo en la pobreza. Más altos son los niveles depobreza en el sector rural, en donde 75 de cada 100 campesinos viven en lo que se conoce como parámetros de pobreza.
El Dane como investigadores de esta misión encuentra que ha habido una caída en los últimos dos años entre los indicadores de pobreza y de indigencia que prevalecen en Aguachica, sin que las autoridades municipales actúen para disminuir la miseria en la que viven muchos hogares.
Anotó el profesional de la economía que el municipio desaprovechó tristemente los años considerados como de ‘vacas gordas’ 1995 – 1997, que fueron años de alto crecimiento económico, de abundante inversión nacional y extranjera, de comercio y de altos precios en los productos básicos, contando con el eslabón de ese desarrollo como fue la Consulta Popular por la Paz, impulsada por el alcalde de esa época, Luís Fernando Rincón López, asesinado años después por paramilitares.
“Crecimos, pero los grandes beneficios de este crecimiento se desvanecieron desde que hubo un tira y afloje por la alcaldía de Aguachica, donde al final, la pobreza volvió y los más pobres ahora siguen peor por falta de nuevas oportunidades”, precisó el economista Samuel Betancur Nieto.