Luego de 6 años dando vueltas en el Congreso, este jueves el Senado aprobó la Ley de comida chatarra, la cual busca adoptar mayores controles sobre alimentos ultraprocesados, por ejemplo, que lleven sellos de advertencia. Este proyecto inicialmente fue dirigido por la senadora Nadia Blel, del partido Conservador, quien precisó que según investigaciones “alrededor de 44 % de las muertes en América son causadas por la hipertensión arterial, la hiperglucemia en ayunas, la obesidad y el sobrepeso”.
Y es que el etiquetado nutricional y frontal de alimentos se ha definido como una de las mejores herramientas de información para que el consumidor tome una decisión informada de compra.
Una de las organizaciones que más apoyó este proceso fue Redpapaz. Según la entidad, es necesaria una política que reglamente los sellos frontales de advertencia con información clara “que permita identificar fácilmente la comida chatarra, ya que muchas bebidas y comestibles ultraprocesados con exceso de azúcar, sodio o grasas saturadas no lo advierten en el frente de sus empaques”.
Por su parte, el senador José Ritter López, partido de la U, indicó que este es un proyecto que no va en contra del empresariado. “El empresariado ha hecho lobby para que el etiquetado frontal no se dé y lo considero como una lectura equivocada. Son excusas del Estado para violar la Constitución, que da prevalencia la salud de los niños”, sostuvo.
En Colombia, uno de cada tres jóvenes y adultos tiene sobrepeso (37,7 %), mientras que uno de cada cinco es obeso (18,7 %). En este sentido, el 56,4 % de la población presenta exceso de peso, lo que significa un incremento de 5,2 puntos porcentuales con respecto al 2010.
VOTO CONTRARIO
Del otro lado, senadores como Milla Patricia Romero señalaron que era negativo para las empresas. “Evidentemente las empresas de alimentos y bebidas optarán por disminuir su publicidad respecto de productos que tengan el sello de advertencia, en la medida en que contribuirá a la satanización del mismo. Si bien es válido que el consumidor cuente con la información y educación necesaria, el consumo de alimentos con el sello de advertencia no implica a priori un daño en la salud, pues los mismos se dan por múltiples causas, incluido el abuso en el consumo en algunos tipos de productos”, señaló la senadora.
“Chile adoptó en junio de 2016 el etiquetado nutricional y la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016- 2017, que cubriría los primeros efectos de la medida, arrojó que el 74.2 % de la población mayor de 18 años era obesa. Posteriormente, en 2019, la OCDE reportó que el 74 % de la población adulta en Chile sufre sobrepeso u obesidad”, cuestionó la senadora.
MINISTERIO
Mientras se debatía el proyecto, el Ministerio de Salud publicó una polémica resolución en la que estableció los requisitos para uso obligatorio de etiquetado nutricional en Colombia.
Cabe indicar que las etiquetas de los alimentos se han utilizado tradicionalmente para transmitir información sobre la identidad y el contenido del producto, así como para proporcionar información sobre cómo manipular y preparar el producto alimenticio de manera segura.
Esta nueva norma presenta la obligatoriedad de incluir la tabla nutricional en todos los alimentos envasados que circulan en el mercado colombiano. Otro cambio importante es el tamaño de esta tabla nutricional, la cual debe ser mínimo del 25 % de la cara donde se ubique en la etiqueta, haciéndola más legible y visible.
Entre los alimentos que pueden estar llevando este sello se encuentran la leche, avena, pasta y leguminosas, entre otros. Esta normativa obliga al fabricante a incluir un sello frontal de advertencia, que indica al consumidor cuándo un alimento tiene altos contenidos de sodio, azúcares añadidos y grasa saturada.
El análisis de la carga de enfermedad en Colombia del año 2013 señala que el 76 % de la morbilidad es ocasionada por enfermedades crónicas no transmisibles; el 15 % corresponde a enfermedades transmisibles, maternas, perinatales y nutricionales, y un 9 % a lesiones de causa externa.
Las enfermedades no transmisibles, actualmente determinan un alto costo en servicios de tratamiento para el Sistema General de Seguridad Social en Salud, debido a que la carga principal de enfermedad para el sistema de salud está representada por las enfermedades no transmisibles asociadas al régimen alimentario, entre ellas la enfermedad cardiovascular, diabetes y algunos tipos de cánceres.