Desconsolados se encontraban familiares de José Corzo Mindiola, hombre de aproximados 84 años, quien decidió ponerle fin a su existencia en la madrugada de ayer.
Según allegados del adulto mayor, él padecía de varias enfermedades, entre ellas de columna y una fuerte alergia. Pese a caracterizarse por ser activo -solía caminar todas las mañanas por el barrio La Esperanza, lugar donde habitaba-, su aparente depresión hizo que tomara tal decisión.
Vecinos del occiso manifestaron que una de las hijas de Corzo Mindiola se le extrañó que su padre no saliese, como normalmente lo hacía, a tempranas horas, ante lo cual salió a buscarlo y encontró su cuerpo sostenido de una cuerda en el baño de la residencia ubicada en la calle 8A con carrera 22.
Hecho que de inmediato alarmó a la familia, que en las horas de la madrugada habría escuchado algunos ruidos pero presumieron que eran gatos en el techo, descartando la trágica situación.
Horas después y pese al paro en el que Asonal Cesar declaró que la Fiscalía se uniría y dejaría de prestar el servicio de levantamiento de cadáveres, llegaron al lugar miembros del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, para realizar el procedimiento judicial.
“Dos años de estar encerrado en la casa sin poder hacer otras cosas, le produjo cierta depresión”, dijo un conocido de los parientes del hombre natural de Atánquez, jurisdicción de Valledupar.
Alrededor de 10 casos de suicidios en Valledupar y sus corregimientos se han registrado durante este año, según Carlos Lago, representante de la Fundación Mi Esperanza, entidad que registra las estadísticas de este tipo de hechos en la capital del Cesar.
Según Lago, dos son los factores principales que conllevan a las personas a acabar con su vida: económico y familiar. El mayor registro de ahorcamientos y suicidios con arma de fuego se presenta en los hombres, dijo el miembro de la fundación.
Por Merlin Duarte García/El Pilón
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