TOKIO. AP. Aunque Japón elevó el nivel de alerta en su planta nuclear devastada por un tsunami al grado más alto de gravedad, en la escala internacional, el mismo que el desastre de Chernobyl en 1986, el martes insistió que las filtraciones de radiación están disminuyendo, mientras la agencia atómica de la ONU avaló su decisión.
El cambio de nivel de alerta significó una ratificación de lo que ya se pensaba: que el accidente nuclear en la usina Fukushima Dai-ichi es el segundo más grave de la historia. Sin embargo, eso no significa que haya empeorado la situación en los últimos días ni que existan nuevos peligros para la salud.
Con todo, los pobladores cercanos que han soportado un mes de filtraciones radiactivas y temblores frecuentes, dijeron que el cambio de estatus aumentó su malestar a pesar de los intentos del gobierno de minimizar la idea de que la crisis plantea riesgos inmediatos para la salud.
Reguladores nucleares japoneses dijeron que se elevó la gravedad de la crisis de 5 a 7 en la escala internacional supervisada por la Agencia Internacional de Energía Atómica debido a nuevas evaluaciones de las pérdidas de radiación de Fukushima Dai-ichi.
Según la agencia internacional con sede en Viena, la nueva clasificación se refiere a un accidente de gran magnitud con consecuencias para el medio ambiente y la salud de la población en un amplio radio.
El objetivo de la escala, elaborada por expertos convocados por AIEA y otros grupos en 1989, es ayudar al público, los técnicos y la prensa a comprender las consecuencias de los sucesos nucleares para la seguridad pública.
La AIEA aclaró que la decisión de Japón no significaba que anteriormente se había restado importancia al desastre.
Las primeras acciones de las autoridades japonesas —evacuaciones, advertencias y los esfuerzos por contener las pérdidas en la usina— demuestran que comprendían la gravedad de la situación, dijo el subdirector general de la AIEA Denis Flory.
La elevación en la escala de gravedad no significa que la radiación estaba empeorando, sino que expresaba el temor por los riesgos a largo plazo a medida que las filtraciones sigan contaminando el aire, la tierra y el mar. La mayoría de las exposiciones a la radiación en la región no han sido lo suficientemente altas para causar preocupación por la salud.
Los trabajadores siguen tratando de restaurar los sistemas de enfriamiento y se han detectado isótopos radiactivos en el agua corriente, los pescados y las verduras.
El primer ministro Naoto Kan pidió que no se cayera en el pánico.
“En este momento, la situación de los reactores nucleares en la usina de Fukushima se ha ido estabilizando paso a paso”, dijo el mandatario en un discurso televisado. “La cantidad de filtraciones de radiación está disminuyendo, pero todavía no hemos llegado al punto en que podemos bajar la guardia”.