Cambios al nivel cognitivo, social y emocional se generan en los jóvenes adictos a las redes sociales, según reveló una investigación de tres psicólogos de Valledupar tras analizar el comportamiento de 300 estudiantes de un colegio privado de la ciudad.
El resultado del estudio, de Mayte Zubillaga Páez, Jonattan Pumarejo Sánchez y Lorena Cudris Torres, está condensado en el libro Estudios en Psicología de la salud: Adicciones al uso de las redes y medios de comunicación audiovisual, que fue lanzado ayer en la Fundación Universitaria del Área Andina.
De acuerdo a Cudris Torres, los estudiantes, de 13 a 17 años le dedican cerca de seis horas diarias a las redes sociales. “Es un porcentaje bastante alto, teniendo en cuenta que lo usan prácticamente para ver videos, con un 32.4 %; para ver noticias relacionadas a espectáculos, con un 29.5 %; para ver películas, con un 19.9 %; investigaciones, con un 9.3 %; y tareas, con un 8.9 %”, acotó.
La psicóloga asegura que el estudiante cuando entra en contacto con la red social experimenta unas emociones casi en un 80 % negativas; puesto que un 30.1 % presenta comportamientos de desespero, el 9.0 % se irrita, el 4.3 % presenta nerviosismo, y el 21.4 % presenta mal genio.
“Los padres no están ejerciendo un control adecuado del uso del internet, que puede ocasionar que el estudiante tenga un rendimiento académico bajo, además que les genera insomnio y ansiedad; lo que indica que hay una sintomatología clínica que están presentando los estudiantes que no es positiva. El llamado es a un control de parte de los padres para supervisar el tiempo libre de sus hijos, y motivar a los estudiantes de bachillerato que le den un uso adecuado al internet y a las redes, que sea de beneficio para su proceso de formación”, subrayó.
Por su parte, Pumarejo Sánchez manifestó que su publicación nace con la intención de mostrarle a la sociedad vallenata que los medios masivos de comunicación y las redes sociales no son negativas en sí, lo negativo es el mal uso que se hace, por lo cual buscan concientización del control que se hace, argumentando que “hay un mal uso de las redes puesto que vemos que a través de ellas hacen bullying y hackean; abusando de éstas, porque permanecen más de lo normal, o sea demanda mucho tiempo”.
“Otro aspecto es que se vuelve patológico al hablar de la adicción propiamente, que es un hábito frecuente que tenemos hacia algo y que se va marcando con el tiempo y el uso. La adicción cibernética o a las redes la estamos tomando como esa necesidad irrefrenable de estar conectados todo el tiempo. Es muy curioso porque casi el 76 % del público encuestado antes de acostarse revisa el celular, igual porcentaje se da al levantarse”, argumentó.
Entre tanto, Zubillaga Páez concluyó que es indispensable que los estamentos relacionados con políticas y salud pública tengan el conocimiento de lo que está pasando frente a estos temas, puesto que son procesos que pasan de ser algo mínimo para convertirse en un problema de salud pública.
“Estos fenómenos llevan a la hipersexualización, intentos de suicidios o autoeliminación, depresión. No podemos culpar todo a las redes o medios de comunicación, pero si hay un agravante de que el uso excesivo de estos medios genera propensión a desarrollar estas situaciones a nivel personal”, puntualizó.