“Mami ya regreso, guárdeme un poco de comida que no me demoro”, le manifestó Benjamín Arenilla García, un jornalero de 23 años a su progenitora la noche del pasado viernes en el barrio Mareigua de Valledupar, al salir de su casa para atender a unos supuestos amigos que le habrían llamado para ofrecerle un trabajo en una finca cercana a esta ciudad.
“Señora Elsida, (madre de la víctima), no lo busque más, a su hijo lo matamos por el sector de Puente Callao, en jurisdicción del corregimiento de Valencia de Jesús”, le dijeron mediante una llamada anónima en la mañana del pasado sábado, y de inmediato le colgaron.
En efecto, como no era costumbre de Benjamín, amanecer en la calle, ni demorarse tanto fuera de casa, los familiares se trasladaron a las coordenadas que uno de los supuestos asesinos le dieron.
Al llegar al lugar encontraron el cuerpo sin vida, pero con otras prendas de vestir, porque Benjamín había salido de su casa con una camisilla de color azul, con una sudadera de color negro con franjas azules, lo que les llamó la atención a sus familiares.
El cuerpo sin vida y en avanzado estado de descomposición fue hallado por un cuñado del occiso sobre los predios de una finca a pocos metros del Puente Callao, cerca del corregimiento de Valencia de Jesús, en jurisdicción de Valledupar.
Los restos mortales fueron trasladados en la madrugada de ayer domingo por el Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, hasta la morgue de Medicina Legal, luego de llevar a cabo el procedimiento de inspección y reconocimiento en la escena del crimen.
Arenilla García, quien se encontraba sin trabajo, registraba heridas producidas con arma de fuego y elemento corto punzante (machete), y aún se desconocen los motivos para asesinarlo.
Sobre estas tres hipótesis trabajan los organismos investigadores de la Sijín de la Policía nacional, quienes de inmediato asumieron las pesquisas del caso, para tratar de esclarecer el horrendo crimen.
La progenitora del occiso expresó su extrañeza por el suceso, toda vez que indicó que su hijo no tenía antecedentes penales, ni cuentas pendientes con nadie, ni tampoco había recibido amenazas de muerte. “No sabemos con quien salió, ni quien lo llamó, solamente me dijo ya vengo y salió. Esa noche no durmió en la casa, algo que fue extraño para nosotros y en horas de la mañana del sábado lo denunciamos como desaparecido. No se porqué me mataron a mi hijo, lo que sí pido a las autoridades, es que investiguen a fondo para que el crimen no quede en la impunidad”, explicó su madre en la parte externa de la morgue.
Benjamín era hijo de José y Élsida María, soltero, sin hijos y era el cuarto de cinco hermanos y residía en el barrio Mareigua, al sur de Valledupar.
Por Abdel Martínez Pérez
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