La tecnología es un punto de partida y no de llegada en la educación de niños y jóvenes, coincidieron expertos, quienes destacaron que en este nuevo entorno digital el maestro tiene la labor “insustituible” de ayudar a procesar la información.
“Cuando los chicos reciben la tecnología, las pantallas, las tabletas (…) ahí es donde el proyecto pedagógico recién inicia”, dijo a Efe la experta argentina Roxana Morduchowicz.
La también consultora permanente de la Unesco se refirió así a la iniciativa emprendida por distintos países de equipar con tecnología a los estudiantes primarios y secundarios.
“Es cierto que esto es fundamental y ha sido una muy buena iniciativa en la medida que permite que alumnos con escaso acceso a la tecnología de esta manera puedan tenerla (…) Pero es un punto de partida, no puede ser de ninguna manera el punto de llegada”, subrayó.
Morduchowicz, quien asistió al III Congreso para directivos “Gestión para la transformación y la innovación educativa”, que concluyó hoy en San Andrés, aludió además a la inclusión digital, al advertir de que no puede ser definida solo como contar con una computadora o una tableta.
“La inclusión digital se define por las competencias que tengan los alumnos para hacer uso de esa tecnología. Lo que cuenta aquí son las prácticas”, agregó la investigadora, para quien “el peso hoy no está en el equipamiento sino en las competencias, en las habilidades y en los usos que hacen los chicos de la tecnología”.
“Si yo le doy tecnología, pero el uso que hacen es buscar en Wikipedia copiar, pegar, imprimir y entregar la tarea, prefiero que no la usen porque (…) lo que están haciendo es un uso empobrecido y limitado de la computadora o de la tableta”, añadió.
En el mismo sentido se pronunció el director de la maestría en educación de la Universidad de La Salle, Fernando Vásquez, quien consideró una “ingenuidad” suponer que porque se entregan “cacharros, tecnologías”, se hace desarrollo.
Vásquez reflexionó si todo lo que los estudiantes bajan de internet “lo aprenden” y se preguntó si “será que informarse es igual a aprender”.
“Yo creo que el trabajo de la escuela es ayudar a mediar eso”, afirmó el catedrático, quien calificó de “insustituible” la labor del maestro.
A juicio de este experto, es en este escenario en el que la didáctica adquiere importancia, ya que enseña que “hay que transformar ese conocimiento, secuencializarlo, adaptarlo, transferirlo” para que los estudiantes puedan aprender.
Para el exviceministro colombiano de Educación Luis Enrique García de Brigard, el reto de América Latina se divide, por un lado, en el acceso a la tecnología, y, por otro, en la formación de los docentes y facilitar que tengan acceso a contenidos de alta calidad.
“Tener acceso a la tecnología entendido como equipos y conectividad, maestros formados y contenido de alta calidad, ese es el trípode que hay que lograr”, opinó el experto.
A su juicio, la tecnología puede ser “un acelerador”, una “ruta acelerada” para que Latinoamérica se ponga “al día en materia educativa”.
Sobre la entrega de aparatos tecnológicos, el investigador y catedrático Julián de Zubiría sentenció que “ese no es el problema en la educación”.
“El problema en la educación es aprender a convivir, aprender a pensar y aprender a comunicarnos. La educación básica tiene que volver a lo básico”, sostuvo de Zubiría, y opinó que las sociedades se han confundido “en una maraña de contenidos totalmente impertinentes”.
EFE