Recogió una pareja de delincuentes
Triste e impotente por no haber podido hacer nada, pero supremamente agradecido con Dios, el taxista Eimer David Cantillo Yerena, explicó los momentos de angustia y zozobra que vivió al ser víctima de un hombre y una mujer quienes pretendieron despojarlo del vehículo.
Cantillo Yerena contó a EL PILÓN que a las ocho y cuarenta y cinco de la noche del jueves, realizó un servicio hasta el Batallón de Ingenieros, ubicado en la vía que de Valledupar conduce a los corregimientos del norte, cuando regresaba una pareja que se encontraba a unos cuantos metros de la guarnición militar, le hizo seña de ‘pare’ (para usar su servicio), fue así como detuvo el vehículo y los recogió.
“Paré porque vi a la muchacha, sin embargo, me dio ‘mala espina’ que el hombre se montó en la silla delantera y su compañera, en la trasera” dijo el conductor afectado quien agregó que, normalmente, las parejas se suben juntos en la silla trasera.
Explicó además que al llegar a la entrada de El Jabo el supuesto pasajero lo encañonó y le exigió hacer un viraje; “ahí la mujer tomó el volante, me pasaron para la silla de atrás y nunca me dejaron de apuntar con el arma”.
De acuerdo al relato de Cantillo Yerena, la pareja de delincuentes, lo condujo por la vía a San Juan del Cesar, pero al notar la presencia de un retén militar pararon la marcha del carro. De inmediato, procedieron a amarrarlo y ocultarlo en el baúl del automóvil. “Me encerraron en el baúl y siguieron el recorrido”.
Como todo un milagro calificó este hombre el hecho que la mujer, quien seguía conduciendo, atollara el vehículo en una laguna, en la que además, se le apagó; esto obligó a los delincuentes a abortar sus planes.
Este cambio de situación, favorecería a Cantillo Yerena quien fue dejado a su suerte junto con el carro, “no lograron llevarse el taxi, solo se fueron con la plata que me quitaron”, acotó.
Agregó, además, Eimer David, que después de varias horas de estar encerrado, sintió el ruido de un tractor y comenzó a golpear la puerta del baúl y a gritar desaforadamente, de esta forma logró llamar la atención del tractorista quien se bajó y lo auxilió.
“Menos mal que el señor del tractor paró y escuchó los gritos y los golpes que le daba a la puerta, y me ayudó; eran como las cuatro de la mañana; eso fue un milagro de Dios, porque la intensión de ellos era matarme, gracias al Señor que el carro se atascó y me dejaron botado, porque de lo contrario, creo que no estuviera echando el cuento”, declaró.
El taxi totalmente averiado debido al agua, fue remolcado por el tractorista hasta el corregimiento de Río Seco, desde donde otro taxi lo arrastró hasta Valledupar. Las autoridades, basados en la información recolectada, iniciaron la investigación de este hecho para tratar de dar con el paradero de los atracadores.