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Columnista - 9 mayo, 2018

Yo voté por Petro ¡y de lo que me arrepiento!

En las elecciones del año 2011 yo voté por Gustavo Petro a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Fundé mi voto en la respuesta que me dio vía twitter de una incógnita que tenía: Cómo iba a ser el proceso de redistribución de la riqueza en su administración. Su respuesta me convenció, en tanto del planteamiento […]

En las elecciones del año 2011 yo voté por Gustavo Petro a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Fundé mi voto en la respuesta que me dio vía twitter de una incógnita que tenía: Cómo iba a ser el proceso de redistribución de la riqueza en su administración. Su respuesta me convenció, en tanto del planteamiento hecho se deducía que sería democrática y equitativa; atractiva para mí como ciudadano. Eso no lo cumplió ni casi nada de lo que prometió, se volvió puro discurso.

Entrada la administración Bogotá Humana, a la ciudad se le vio un retroceso enorme, en infraestructura, ambiente, movilidad, desarrollo económico, servicios públicos y demás.

Ante los desaciertos ejecutivos, todas las batallas las volvió políticas, su mejor campo, donde las sabe enfrentar perfectamente; pero objetivamente su gestión dejó mucho que desear. Valga decir, que al ser requerido por entes de control siempre ha intentado pasar por encima del estado de derecho y hacer su voluntad, porque valga decirlo, es un autoritario como nadie.

Se maneja en la tradición oral la creencia que no es corrupto, circunstancia que por demás no me queda muy clara, puesto que hay indicios que indican lo contrario, como por ejemplo de negocios noc santos de los parientes de la esposa durante su administración, adiciones y prórrogas de contratos que fueron criticados por él antes de llegar a la Alcaldía y los cuáles no fueron tocados, el estándar de vida que tiene que no se paga con los sueldos que ha devengado, entre otras cosas.

La política de energías limpias que propone es de avanzada, para allá va el mundo, pero la economía colombiana y sobre todos de las regiones depende mucho de la explotación minero-energética; por lo cual no debe descartarse de tajo, si no reconvertirla paulatinamente. Conociendo a este señor, lo hará de forma intransigente, a la brava, y ahí si estaremos en un gran aprieto.

Yo sí lo veo como un Chávez, es soberbio, intolerante, egocéntrico, populista -en el estricto sentido del término-; así sigue la línea conceptual y los rasgos de personalidad del líder Venezolano. Ya propuso una Asamblea constituyente -al igual que Chávez en su momento-, lo que necesariamente obliga a revocar el congreso que se va a elegir este 11 de marzo; en el cual, valga anotar, tiene muy pocas posibilidades de maniobra.

Si alguien quiere comprobar lo que aquí se expone, en algún evento en el que se pueda disertar con el candidato, hágale una pregunta del tema que considere, pero desde una óptica pragmática, con datos lo más precisos posible, para que se haga una idea; si no se sale por las ramas con argumentos etéreos, lo termina ofendiendo, como pasó con un estudiante en Medellín.

Una cosa es la efervescencia política y otra la materialización de las ideas, el discurso para muchos es hermoso, motivante: “la reivindicación de la clase popular”, pero se encuentra demostrado que es incapaz de ponerlo en marcha. No es que vayamos a ser como Venezuela, ya que su crisis tiene unas causas muy diferentes a las de Colombia; pero las posibilidades de que Petro realice una gestión eficiente y para todo el mundo, son pocas; la experiencia en la Alcaldía de Bogotá lo demostró. Puedo decir, con conocimiento de causa, que no vuelvo a votar por él y que sería nefasto que llegara a la presidencia.

Lo que más me impresionó de Gustavo Petro, fue una historia contada por una persona que presenció una actuación de éste, una vez que estaban todas las entidades distritales explicándole al Alcalde el presupuesto para el siguiente año. Al turno de la Secretaría de Desarrollo Económico el Burgo Maestre se dirigió al baño, instantes seguidos el Secretario en cuestión sufre un infarto al corazón y se lo llevan de urgencias. Cuando Petro regresa pregunta por el citado funcionario, por lo que le dan las explicaciones respectivas. Sin inmutarse pregunta que quien lo puede reemplazar para realizar la presentación. Vea pues, el de la Bogotá Humana y la Colombia Humana no demuestra calidad humana.

Yo voté por él y me arrepiento, al igual que el periodista Vladdo, quien hizo parte del comité que lo inscribió para ser candidato, quien en múltiples oportunidades ha manifestado el fiasco que fue esa administración y del error que cometió al haberlo apoyado.

Columnista
9 mayo, 2018

Yo voté por Petro ¡y de lo que me arrepiento!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Francisco Iván Fuentes Calderón

En las elecciones del año 2011 yo voté por Gustavo Petro a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Fundé mi voto en la respuesta que me dio vía twitter de una incógnita que tenía: Cómo iba a ser el proceso de redistribución de la riqueza en su administración. Su respuesta me convenció, en tanto del planteamiento […]


En las elecciones del año 2011 yo voté por Gustavo Petro a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Fundé mi voto en la respuesta que me dio vía twitter de una incógnita que tenía: Cómo iba a ser el proceso de redistribución de la riqueza en su administración. Su respuesta me convenció, en tanto del planteamiento hecho se deducía que sería democrática y equitativa; atractiva para mí como ciudadano. Eso no lo cumplió ni casi nada de lo que prometió, se volvió puro discurso.

Entrada la administración Bogotá Humana, a la ciudad se le vio un retroceso enorme, en infraestructura, ambiente, movilidad, desarrollo económico, servicios públicos y demás.

Ante los desaciertos ejecutivos, todas las batallas las volvió políticas, su mejor campo, donde las sabe enfrentar perfectamente; pero objetivamente su gestión dejó mucho que desear. Valga decir, que al ser requerido por entes de control siempre ha intentado pasar por encima del estado de derecho y hacer su voluntad, porque valga decirlo, es un autoritario como nadie.

Se maneja en la tradición oral la creencia que no es corrupto, circunstancia que por demás no me queda muy clara, puesto que hay indicios que indican lo contrario, como por ejemplo de negocios noc santos de los parientes de la esposa durante su administración, adiciones y prórrogas de contratos que fueron criticados por él antes de llegar a la Alcaldía y los cuáles no fueron tocados, el estándar de vida que tiene que no se paga con los sueldos que ha devengado, entre otras cosas.

La política de energías limpias que propone es de avanzada, para allá va el mundo, pero la economía colombiana y sobre todos de las regiones depende mucho de la explotación minero-energética; por lo cual no debe descartarse de tajo, si no reconvertirla paulatinamente. Conociendo a este señor, lo hará de forma intransigente, a la brava, y ahí si estaremos en un gran aprieto.

Yo sí lo veo como un Chávez, es soberbio, intolerante, egocéntrico, populista -en el estricto sentido del término-; así sigue la línea conceptual y los rasgos de personalidad del líder Venezolano. Ya propuso una Asamblea constituyente -al igual que Chávez en su momento-, lo que necesariamente obliga a revocar el congreso que se va a elegir este 11 de marzo; en el cual, valga anotar, tiene muy pocas posibilidades de maniobra.

Si alguien quiere comprobar lo que aquí se expone, en algún evento en el que se pueda disertar con el candidato, hágale una pregunta del tema que considere, pero desde una óptica pragmática, con datos lo más precisos posible, para que se haga una idea; si no se sale por las ramas con argumentos etéreos, lo termina ofendiendo, como pasó con un estudiante en Medellín.

Una cosa es la efervescencia política y otra la materialización de las ideas, el discurso para muchos es hermoso, motivante: “la reivindicación de la clase popular”, pero se encuentra demostrado que es incapaz de ponerlo en marcha. No es que vayamos a ser como Venezuela, ya que su crisis tiene unas causas muy diferentes a las de Colombia; pero las posibilidades de que Petro realice una gestión eficiente y para todo el mundo, son pocas; la experiencia en la Alcaldía de Bogotá lo demostró. Puedo decir, con conocimiento de causa, que no vuelvo a votar por él y que sería nefasto que llegara a la presidencia.

Lo que más me impresionó de Gustavo Petro, fue una historia contada por una persona que presenció una actuación de éste, una vez que estaban todas las entidades distritales explicándole al Alcalde el presupuesto para el siguiente año. Al turno de la Secretaría de Desarrollo Económico el Burgo Maestre se dirigió al baño, instantes seguidos el Secretario en cuestión sufre un infarto al corazón y se lo llevan de urgencias. Cuando Petro regresa pregunta por el citado funcionario, por lo que le dan las explicaciones respectivas. Sin inmutarse pregunta que quien lo puede reemplazar para realizar la presentación. Vea pues, el de la Bogotá Humana y la Colombia Humana no demuestra calidad humana.

Yo voté por él y me arrepiento, al igual que el periodista Vladdo, quien hizo parte del comité que lo inscribió para ser candidato, quien en múltiples oportunidades ha manifestado el fiasco que fue esa administración y del error que cometió al haberlo apoyado.