Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 6 junio, 2020

“Valledupar vuelve al campo”(I)

En medio de la incertidumbre muchas hipótesis advierten sobre un nuevo orden mundial, caracterizado por la incursión e irrupción de la tecnología, investigaciones científicas de salud, precio del petróleo, la cooperación multilateral y la seguridad alimentaria. En particular, sobre la última variable, cabe destacar la proyección del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas WFP, […]

En medio de la incertidumbre muchas hipótesis advierten sobre un nuevo orden mundial, caracterizado por la incursión e irrupción de la tecnología, investigaciones científicas de salud, precio del petróleo, la cooperación multilateral y la seguridad alimentaria.

En particular, sobre la última variable, cabe destacar la proyección del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas WFP, anunciada junto con la publicación del Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias, elaborado con 15 socios humanitarios y de desarrollo, quedó consignado que el número de personas que hacen frente a la inseguridad alimentaria aguda (Fase 3 o peor de la escala de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria, IPC / CH) aumentaría a 265 millones en 2020, 130 millones más de los 135 millones en esa situación en 2019, como resultado del impacto económico propuesto por la pandemia de la covid-19.

El análisis del Programa Mundial de Alimentos, coincide y se refleja con las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 2, que plantea estrategias para que haya fin del hambre en la humanidad para el año 2030.       

De otra parte, según la edición 2016 del informe titulado “Agua y empleo” de las Naciones Unidas, tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua. La escasez de agua potable y los problemas de acceso a ella y al saneamiento pueden por lo tanto limitar el crecimiento económico y la creación de empleo en los próximos decenios. El informe del año pasado titulado “No dejar a Nadie Atrás” proporciona una visión global de los países que experimentan diferentes niveles de estrés hídrico.

Destaca el informe que el uso del agua ha ido aumentando en todo el mundo al ritmo del 1% al año desde la década de los 80 del siglo pasado. Se espera que la demanda mundial de agua siga aumentando a un ritmo parecido hasta 2050, lo que supone un incremento del 20 al 30 % por encima del nivel actual. La agricultura (incluyendo riego, la ganadería y la acuicultura) es, con mucho, el mayor consumidor de agua, representa el 69 % de las extracciones anuales de agua a nivel mundial. La industria (incluida la producción de energía) representa el 19 % y las familias el 12 %.

El desarrollo rural y la productividad del uso de la tierra determinarán si el mundo es capaz de alimentar la población estimada en ocho mil millones para el 2030, manteniendo al mismo tiempo entornos naturales, atendiendo las políticas inmersas en el proceso denominado la nueva economía del clima, en aras de revertir el dilema del crecimiento económico y los efectos del cambio climático. 

Influir en la seguridad alimentaria, habilita muchas oportunidades en las que Colombia y el departamento del Cesar, cuentan con ventajas comparativas extraordinarias para recuperar la otrora vocación agropecuaria. En efecto, es pertinente valorar el programa “El Cesar Siembra” con el fin de mejorar las proyecciones de la iniciativa “Valledupar vuelve al campo” concebida por el gobierno municipal.

Según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Colombia es uno de los territorios llamados a ser despensa de alimentos para el mundo. Esa expectativa es cierta, Colombia cuenta con 40 millones de hectáreas para producir alimentos, condición favorable y pertinente para construir el futuro agropecuario para comprenderlo y poder influir en el.

Llegó el momento de aprovechar la fortaleza agropecuaria en nuestro territorio, inicialmente en sus zonas rurales, apropiando el programa agropecuario, mediante el reto de diseñar el inventario de los predios baldíos, legalización de tierras, uso del suelo, cooperación, agremiación, sustracción del área de reserva forestal protegida por la Ley 2de 1959, construcción de vías terciarias, transporte multimodal, aprovechamiento y protección del recurso hídrico, agricultura de precisión, tecnología, migración rural y blindar al sector con garantías fitosanitarias.

Columnista
6 junio, 2020

“Valledupar vuelve al campo”(I)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

En medio de la incertidumbre muchas hipótesis advierten sobre un nuevo orden mundial, caracterizado por la incursión e irrupción de la tecnología, investigaciones científicas de salud, precio del petróleo, la cooperación multilateral y la seguridad alimentaria. En particular, sobre la última variable, cabe destacar la proyección del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas WFP, […]


En medio de la incertidumbre muchas hipótesis advierten sobre un nuevo orden mundial, caracterizado por la incursión e irrupción de la tecnología, investigaciones científicas de salud, precio del petróleo, la cooperación multilateral y la seguridad alimentaria.

En particular, sobre la última variable, cabe destacar la proyección del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas WFP, anunciada junto con la publicación del Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias, elaborado con 15 socios humanitarios y de desarrollo, quedó consignado que el número de personas que hacen frente a la inseguridad alimentaria aguda (Fase 3 o peor de la escala de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria, IPC / CH) aumentaría a 265 millones en 2020, 130 millones más de los 135 millones en esa situación en 2019, como resultado del impacto económico propuesto por la pandemia de la covid-19.

El análisis del Programa Mundial de Alimentos, coincide y se refleja con las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 2, que plantea estrategias para que haya fin del hambre en la humanidad para el año 2030.       

De otra parte, según la edición 2016 del informe titulado “Agua y empleo” de las Naciones Unidas, tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua. La escasez de agua potable y los problemas de acceso a ella y al saneamiento pueden por lo tanto limitar el crecimiento económico y la creación de empleo en los próximos decenios. El informe del año pasado titulado “No dejar a Nadie Atrás” proporciona una visión global de los países que experimentan diferentes niveles de estrés hídrico.

Destaca el informe que el uso del agua ha ido aumentando en todo el mundo al ritmo del 1% al año desde la década de los 80 del siglo pasado. Se espera que la demanda mundial de agua siga aumentando a un ritmo parecido hasta 2050, lo que supone un incremento del 20 al 30 % por encima del nivel actual. La agricultura (incluyendo riego, la ganadería y la acuicultura) es, con mucho, el mayor consumidor de agua, representa el 69 % de las extracciones anuales de agua a nivel mundial. La industria (incluida la producción de energía) representa el 19 % y las familias el 12 %.

El desarrollo rural y la productividad del uso de la tierra determinarán si el mundo es capaz de alimentar la población estimada en ocho mil millones para el 2030, manteniendo al mismo tiempo entornos naturales, atendiendo las políticas inmersas en el proceso denominado la nueva economía del clima, en aras de revertir el dilema del crecimiento económico y los efectos del cambio climático. 

Influir en la seguridad alimentaria, habilita muchas oportunidades en las que Colombia y el departamento del Cesar, cuentan con ventajas comparativas extraordinarias para recuperar la otrora vocación agropecuaria. En efecto, es pertinente valorar el programa “El Cesar Siembra” con el fin de mejorar las proyecciones de la iniciativa “Valledupar vuelve al campo” concebida por el gobierno municipal.

Según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Colombia es uno de los territorios llamados a ser despensa de alimentos para el mundo. Esa expectativa es cierta, Colombia cuenta con 40 millones de hectáreas para producir alimentos, condición favorable y pertinente para construir el futuro agropecuario para comprenderlo y poder influir en el.

Llegó el momento de aprovechar la fortaleza agropecuaria en nuestro territorio, inicialmente en sus zonas rurales, apropiando el programa agropecuario, mediante el reto de diseñar el inventario de los predios baldíos, legalización de tierras, uso del suelo, cooperación, agremiación, sustracción del área de reserva forestal protegida por la Ley 2de 1959, construcción de vías terciarias, transporte multimodal, aprovechamiento y protección del recurso hídrico, agricultura de precisión, tecnología, migración rural y blindar al sector con garantías fitosanitarias.