Un recorrido por la Valledupar nocturna devela con suma facilidad un asunto molesto que ya se ha tratado en estas páginas y las de otros medios pero que debido a su persistencia nos obliga a insistir. Una visitante de Barranquilla recorre la calle 16 desde la esquina de la carrera 12 hasta la carrera novena […]
Un recorrido por la Valledupar nocturna devela con suma facilidad un asunto molesto que ya se ha tratado en estas páginas y las de otros medios pero que debido a su persistencia nos obliga a insistir.
Una visitante de Barranquilla recorre la calle 16 desde la esquina de la carrera 12 hasta la carrera novena y se pregunta: “¿Esto ya estaba así de oscuro? Hace mucho no venía a Valledupar…”, quedó con la duda, pero nosotros sabemos que dos aspectos son claves en el porqué la capital del Cesar es de poca iluminación.
Todos sabemos que Valledupar no es una potencia en luminarias, podríamos decir que es potencia en oscuridad, porque además de la deficiencia en el servicio también es de las más arborizadas del país, lo que dificulta la iluminación donde sí hay lámparas encendidas.
La oscuridad es el ambiente propicio para muchos de los problemas de inseguridad que padece la ciudad. La Policía Nacional insiste en que la comunidad mantenga las luces de sus viviendas encendidas pues esto aleja a los malhechores. Por eso, al comprender que en la ausencia de luz el mal prevalece, nos preguntámos por qué, por ejemplo, los alrededores de la glorieta de la Terminal de Transportes de Valledupar no han sido iluminados. Es uno de los lugares más críticos en la capital del Cesar de día y de noche, pero cuando cae el día esas esquinas, principalmente en la avenida Simón Bolívar, sentido norte-sur, y la curva hacia la 44, en ese sector, el panorama es lamentable: prostitución, alucinógenos, basuras…
Y pensar que solo basta con iluminar y podría solucionarse en parte el problema. Pero, aclaramos, sabemos que esto haría migrar el fenómeno a otros lugares, sin embargo, no pasa ni una cosa ni la otra.
¿Qué se necesita, señores Alumbrado Público, Alcaldía Municipal, para superar el asunto? No estamos hablando solamente del centro histórico de la ciudad, que permanece en lamentable oscuridad por deficiencia del servicio y la no articulación del mismo y los árboles, nos referimos a la ‘Valledupar nocturna y más oscura de lo normal’, escenario de inseguridad a la cual parecemos habernos acostumbrado. Si nos seguimos enorgulleciendo de nuestra riqueza natural, de nuestros árboles, a los cuales hemos maltratado por cierto, debemos empezar a pensar urgente en métodos de iluminación pública que armonicen con las especies y cumplan su cometido por el bien de la comunidad que paga el servicio.
Vale la pena repasar el problema, incluyendo evaluar qué tanto están cumpliendo los vallenatos con el pago de servicio de alumbrado, porque debemos equilibrar las cargas y darle a cada quien lo que le corresponde.
Algunos de los sectores que merecen atención: la avenida Los Militares, entre el semáforo del estadio Erasmo Camacho (y alrededores), y la glorieta La Chichamaya; todas las nuevas avenidas, de las cuales hemos recibido quejas; centro histórico, barrios del viejo Valledupar, entre otros que revisaremos en trabajos posteriores.
Un recorrido por la Valledupar nocturna devela con suma facilidad un asunto molesto que ya se ha tratado en estas páginas y las de otros medios pero que debido a su persistencia nos obliga a insistir. Una visitante de Barranquilla recorre la calle 16 desde la esquina de la carrera 12 hasta la carrera novena […]
Un recorrido por la Valledupar nocturna devela con suma facilidad un asunto molesto que ya se ha tratado en estas páginas y las de otros medios pero que debido a su persistencia nos obliga a insistir.
Una visitante de Barranquilla recorre la calle 16 desde la esquina de la carrera 12 hasta la carrera novena y se pregunta: “¿Esto ya estaba así de oscuro? Hace mucho no venía a Valledupar…”, quedó con la duda, pero nosotros sabemos que dos aspectos son claves en el porqué la capital del Cesar es de poca iluminación.
Todos sabemos que Valledupar no es una potencia en luminarias, podríamos decir que es potencia en oscuridad, porque además de la deficiencia en el servicio también es de las más arborizadas del país, lo que dificulta la iluminación donde sí hay lámparas encendidas.
La oscuridad es el ambiente propicio para muchos de los problemas de inseguridad que padece la ciudad. La Policía Nacional insiste en que la comunidad mantenga las luces de sus viviendas encendidas pues esto aleja a los malhechores. Por eso, al comprender que en la ausencia de luz el mal prevalece, nos preguntámos por qué, por ejemplo, los alrededores de la glorieta de la Terminal de Transportes de Valledupar no han sido iluminados. Es uno de los lugares más críticos en la capital del Cesar de día y de noche, pero cuando cae el día esas esquinas, principalmente en la avenida Simón Bolívar, sentido norte-sur, y la curva hacia la 44, en ese sector, el panorama es lamentable: prostitución, alucinógenos, basuras…
Y pensar que solo basta con iluminar y podría solucionarse en parte el problema. Pero, aclaramos, sabemos que esto haría migrar el fenómeno a otros lugares, sin embargo, no pasa ni una cosa ni la otra.
¿Qué se necesita, señores Alumbrado Público, Alcaldía Municipal, para superar el asunto? No estamos hablando solamente del centro histórico de la ciudad, que permanece en lamentable oscuridad por deficiencia del servicio y la no articulación del mismo y los árboles, nos referimos a la ‘Valledupar nocturna y más oscura de lo normal’, escenario de inseguridad a la cual parecemos habernos acostumbrado. Si nos seguimos enorgulleciendo de nuestra riqueza natural, de nuestros árboles, a los cuales hemos maltratado por cierto, debemos empezar a pensar urgente en métodos de iluminación pública que armonicen con las especies y cumplan su cometido por el bien de la comunidad que paga el servicio.
Vale la pena repasar el problema, incluyendo evaluar qué tanto están cumpliendo los vallenatos con el pago de servicio de alumbrado, porque debemos equilibrar las cargas y darle a cada quien lo que le corresponde.
Algunos de los sectores que merecen atención: la avenida Los Militares, entre el semáforo del estadio Erasmo Camacho (y alrededores), y la glorieta La Chichamaya; todas las nuevas avenidas, de las cuales hemos recibido quejas; centro histórico, barrios del viejo Valledupar, entre otros que revisaremos en trabajos posteriores.