Soy un convencido del valor y la fuerza que tienen los adagios populares, y para abordar este tema voy recurrir a uno de ellos que dice: “No hay que ensillar antes de traer las bestias”; y cae como anillo al dedo para la noticia de que Valledupar podría ser declarada como Ciudad Creativa.
Soy un convencido del valor y la fuerza que tienen los adagios populares, y para abordar este tema voy recurrir a uno de ellos que dice: “No hay que ensillar antes de traer las bestias”; y cae como anillo al dedo para la noticia de que Valledupar podría ser declarada como Ciudad Creativa.
Es como cuando uno tiene la posibilidad de que lo nombren en un cargo importante, y se pone a anunciar a los cuatro vientos lo que supuestamente está por venir, las probabilidades de dañar el nombramiento se incrementan, por eso no me gusta ese tipo de estrategias o campañas de expectativa sobre un logro cuya decisión está en manos de otros.
Pero lo que sí debe aplaudirse es la decisión del alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, de ponerse el overol y conformar un equipo que trabaje en el corto tiempo que le queda de su periodo como burgomaestre para que se postule ante la Unesco a la ciudad de Valledupar como la quinta ciudad creativa de Colombia.
Recordemos que en nuestro país ya están reconocidas por la Unesco las ciudades de Bogotá, Medellín, Popayán y Buenaventura; las dos primeras en el componente de música, y las otras dos en gastronomía, con el plus de que Popayán es considerada por la revista Forbes como la ciudad más creativa en gastronomía.
Son siete las aéreas creativas por las que una ciudad se puede postular: Artesanía, Artes Populares, Diseño, Cine, Gastronomía, Literatura, Música y Artes Digitales. Esta es la coyuntura precisa para impulsar y promover a Valledupar ante la Unesco como ciudad creativa en el área de música, con el apoyo del gobierno nacional en cabeza del Presidente Duque, quien es un gomoso de lo que también se le llama Economía Naranja, que no es cosa distinta a la industria creativa y que nosotros en el Valle llevamos la bandera en lo que tiene que ver con la música vallenata.
Debemos los cesarenses y vallenatos hacer causa común para exigirle a quienes aspiran hacerse elegir en octubre próximo como Alcalde y Gobernador de la ciudad y el departamento, que se comprometan a que en los planes de gobierno, y posteriormente de desarrollo, tengan esta iniciativa como piedra angular de su mandato.
Ojalá que en los meses que le quedan a las autoridades locales se pudiera obtener por parte del gobierno nacional los actos legales y administrativos requeridos para que Valledupar sea cabecera del primer Distrito Naranja en Colombia, y se cristalice pronto uno de los acápites del Plan Nacional de Desarrollo ‘Pacto por Colombia, pacto por la equidad’, cuyo capítulo X se denomina Pacto por la Identidad y la Creatividad: Desarrollo de la economía naranja, promoción y protección de nuestra cultura. COLOFÓN: Que lo anunciado no se quede en palabrería y demagogia, Valledupar Ciudad Creativa está a punto de caramelo, como reza otro refrán popular.
Soy un convencido del valor y la fuerza que tienen los adagios populares, y para abordar este tema voy recurrir a uno de ellos que dice: “No hay que ensillar antes de traer las bestias”; y cae como anillo al dedo para la noticia de que Valledupar podría ser declarada como Ciudad Creativa.
Soy un convencido del valor y la fuerza que tienen los adagios populares, y para abordar este tema voy recurrir a uno de ellos que dice: “No hay que ensillar antes de traer las bestias”; y cae como anillo al dedo para la noticia de que Valledupar podría ser declarada como Ciudad Creativa.
Es como cuando uno tiene la posibilidad de que lo nombren en un cargo importante, y se pone a anunciar a los cuatro vientos lo que supuestamente está por venir, las probabilidades de dañar el nombramiento se incrementan, por eso no me gusta ese tipo de estrategias o campañas de expectativa sobre un logro cuya decisión está en manos de otros.
Pero lo que sí debe aplaudirse es la decisión del alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, de ponerse el overol y conformar un equipo que trabaje en el corto tiempo que le queda de su periodo como burgomaestre para que se postule ante la Unesco a la ciudad de Valledupar como la quinta ciudad creativa de Colombia.
Recordemos que en nuestro país ya están reconocidas por la Unesco las ciudades de Bogotá, Medellín, Popayán y Buenaventura; las dos primeras en el componente de música, y las otras dos en gastronomía, con el plus de que Popayán es considerada por la revista Forbes como la ciudad más creativa en gastronomía.
Son siete las aéreas creativas por las que una ciudad se puede postular: Artesanía, Artes Populares, Diseño, Cine, Gastronomía, Literatura, Música y Artes Digitales. Esta es la coyuntura precisa para impulsar y promover a Valledupar ante la Unesco como ciudad creativa en el área de música, con el apoyo del gobierno nacional en cabeza del Presidente Duque, quien es un gomoso de lo que también se le llama Economía Naranja, que no es cosa distinta a la industria creativa y que nosotros en el Valle llevamos la bandera en lo que tiene que ver con la música vallenata.
Debemos los cesarenses y vallenatos hacer causa común para exigirle a quienes aspiran hacerse elegir en octubre próximo como Alcalde y Gobernador de la ciudad y el departamento, que se comprometan a que en los planes de gobierno, y posteriormente de desarrollo, tengan esta iniciativa como piedra angular de su mandato.
Ojalá que en los meses que le quedan a las autoridades locales se pudiera obtener por parte del gobierno nacional los actos legales y administrativos requeridos para que Valledupar sea cabecera del primer Distrito Naranja en Colombia, y se cristalice pronto uno de los acápites del Plan Nacional de Desarrollo ‘Pacto por Colombia, pacto por la equidad’, cuyo capítulo X se denomina Pacto por la Identidad y la Creatividad: Desarrollo de la economía naranja, promoción y protección de nuestra cultura. COLOFÓN: Que lo anunciado no se quede en palabrería y demagogia, Valledupar Ciudad Creativa está a punto de caramelo, como reza otro refrán popular.