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Editorial - 6 junio, 2020

Una paquidermia cultural

Bien dijo la Cacica en el epígrafe de su Lexicón que “cada vez que se muere un viejo se acaba un vocabulario”.

Bien dijo la Cacica en el epígrafe de su Lexicón  que “cada vez que se muere un viejo se acaba un vocabulario”.

También es cierto que podrían nacer otros, por la dinámica social. La diferencia es que esta producción moderna, que es urbana, nos distancia del origen, del terruño original, de la génesis vital y de la propia idiosincrasia. Es posible que los nuevos vientos como una tempestad o una pandemia como la actual, vayan destruyendo los cimientos de nuestra identidad.

El el mes de marzo la Fundacion Aviva hizo un conversatorio sobre “cuentos y leyendas” del viejo valle, y entonces escribimos en este mismo espacio editorial: 

Ya lo hizo la Cacica, Consuelo Araujonoguera en su Lexicón Vallenato, una obra inmensa que recopila nuestras expresiones verbales para que ese país vallenato del que habló Aníbal Martínez Zuleta no olvidara que tenía lo suyo y había que hablarlo.

Y ni qué hablar de las incontables canciones que narran la tradición campesina, los mitos y leyendas, la gastronomía, la poesía…

Hablar de oralidad vallenata, partiendo de nuestros mitos, leyendas, refranes, historias cantadas, cuentos, es una iniciativa de vieja data que se quiere rescatar. En buena hora.

En diálogos con el escritor y aliado de este diario, Rodolfo Ortega Montero, entendimos que se debe emprender un acopio de los escritos, mitos, leyendas, y, por qué no, seguir pasos de la ‘Cacica’…

Deberíamos contar con un espacio en la Casa de la Cultura en el que alguien pueda hallar en libros y también en medios digitales los cuentos, mitos, leyendas, canciones, poesías y otras literaturas propias del país vallenato.

¿Y si alguien quiere encontrar las letras de las canciones que se presentan al Festival? No hay un, como le llamaban antes, cancionero del Festival…” (Marzo 12).

El libro de Consuelo, publicado en 1.994, fue seguido 25 años después por el prolífico escritor Amilkar Acosta, en su libro Guajirismos. 

Estamos en la tarea de recoger esos vocablos, y siempre ha sido un propósito frustrado de EL PILÓN el de recoger más esas expresiones, al igual que las frases de nuestros apreciados cantos y adornar con ellas nuestras noticias o hacerlas más precisas a la realidad, a la cotidianidad.

Qué expresión representaría mejor la incertidumbre actual del virus que el cuarteto de Escalona: “Yo hice un bien pero me fue muy mal, yo hice un mal pero me fue peor, ahora no hago ni bien ni mal, pa’ ver si me va mejor”. O el desespero del campesino de Callao que,  al oír y ver, en medio del prolongado verano, el fuerte estrépito de las primeras lluvias que se anuncian y no caen, lo notan “atronao”.

La lectora Dani Daza al ver nuestra noticia “Papelerías y librerías denuncian paquidermia en permisos de reapertura” en Instagram el pasado 22 de mayo, por los requerimientos de la Alcaldía, nos comunicó que qué queríamos decir con esa ‘paquidermia’ y si tenía algo que ver con la pandemia. Ni en el diccionario, ni en el Lexicón, ni en Guajirismos,  hallamos ese vocablo, pero ya sabemos que hace parte del  ‘lento e imperceptible’ paso del habla autóctono y popular, afortunadamente recogido por nuestro redactor.

Editorial
6 junio, 2020

Una paquidermia cultural

Bien dijo la Cacica en el epígrafe de su Lexicón que “cada vez que se muere un viejo se acaba un vocabulario”.


Bien dijo la Cacica en el epígrafe de su Lexicón  que “cada vez que se muere un viejo se acaba un vocabulario”.

También es cierto que podrían nacer otros, por la dinámica social. La diferencia es que esta producción moderna, que es urbana, nos distancia del origen, del terruño original, de la génesis vital y de la propia idiosincrasia. Es posible que los nuevos vientos como una tempestad o una pandemia como la actual, vayan destruyendo los cimientos de nuestra identidad.

El el mes de marzo la Fundacion Aviva hizo un conversatorio sobre “cuentos y leyendas” del viejo valle, y entonces escribimos en este mismo espacio editorial: 

Ya lo hizo la Cacica, Consuelo Araujonoguera en su Lexicón Vallenato, una obra inmensa que recopila nuestras expresiones verbales para que ese país vallenato del que habló Aníbal Martínez Zuleta no olvidara que tenía lo suyo y había que hablarlo.

Y ni qué hablar de las incontables canciones que narran la tradición campesina, los mitos y leyendas, la gastronomía, la poesía…

Hablar de oralidad vallenata, partiendo de nuestros mitos, leyendas, refranes, historias cantadas, cuentos, es una iniciativa de vieja data que se quiere rescatar. En buena hora.

En diálogos con el escritor y aliado de este diario, Rodolfo Ortega Montero, entendimos que se debe emprender un acopio de los escritos, mitos, leyendas, y, por qué no, seguir pasos de la ‘Cacica’…

Deberíamos contar con un espacio en la Casa de la Cultura en el que alguien pueda hallar en libros y también en medios digitales los cuentos, mitos, leyendas, canciones, poesías y otras literaturas propias del país vallenato.

¿Y si alguien quiere encontrar las letras de las canciones que se presentan al Festival? No hay un, como le llamaban antes, cancionero del Festival…” (Marzo 12).

El libro de Consuelo, publicado en 1.994, fue seguido 25 años después por el prolífico escritor Amilkar Acosta, en su libro Guajirismos. 

Estamos en la tarea de recoger esos vocablos, y siempre ha sido un propósito frustrado de EL PILÓN el de recoger más esas expresiones, al igual que las frases de nuestros apreciados cantos y adornar con ellas nuestras noticias o hacerlas más precisas a la realidad, a la cotidianidad.

Qué expresión representaría mejor la incertidumbre actual del virus que el cuarteto de Escalona: “Yo hice un bien pero me fue muy mal, yo hice un mal pero me fue peor, ahora no hago ni bien ni mal, pa’ ver si me va mejor”. O el desespero del campesino de Callao que,  al oír y ver, en medio del prolongado verano, el fuerte estrépito de las primeras lluvias que se anuncian y no caen, lo notan “atronao”.

La lectora Dani Daza al ver nuestra noticia “Papelerías y librerías denuncian paquidermia en permisos de reapertura” en Instagram el pasado 22 de mayo, por los requerimientos de la Alcaldía, nos comunicó que qué queríamos decir con esa ‘paquidermia’ y si tenía algo que ver con la pandemia. Ni en el diccionario, ni en el Lexicón, ni en Guajirismos,  hallamos ese vocablo, pero ya sabemos que hace parte del  ‘lento e imperceptible’ paso del habla autóctono y popular, afortunadamente recogido por nuestro redactor.