Dos temas de mucha sensibilidad social se conmemoran en esta fecha primero de marzo: Día Mundial para la Cero Discriminación y el Día Mundial del Reciclador. En nuestro medio ambos aspectos por lo general son poco valorados y en ocasiones hasta desconocidos.
Dos temas de mucha sensibilidad social se conmemoran en esta fecha primero de marzo: Día Mundial para la Cero Discriminación y el Día Mundial del Reciclador. En nuestro medio ambos aspectos por lo general son poco valorados y en ocasiones hasta desconocidos.
Recordemos que, en Colombia, esta fecha se originó en 1992, tras el asesinato de 10 recicladores por parte de algunos funcionarios de la Universidad Libre de Barranquilla, un episodio doloroso que generó mucha indignación nacional.
Aunque se han dado algunos avances, en nuestra sociedad se mira de manera despectiva a la población que vive de la actividad del reciclaje, desconociéndose así el aporte que esta puede o podría hacer a la preservación del medio ambiente y al cuidado de la salud, además de ayudar a la limpieza de la ciudad.
En Valledupar se conocen algunos buenos intentos y algunas empresas o asociaciones que propenden por organizar la actividad de desde el punto de vista industrial y también para tratar de promover la cultura del reciclaje, entre ellas Orozul Recycling, Cooperativa de Recicladores de Valledupar, Coorenacer y Coomarsa, entre otras. Se cree que son más de 20.
Es evidente que frente a estos temas ha faltado tomar plena conciencia de su importancia y con base en ello comenzar un proceso de planificación y organización que permita cumplir los dos objetivos que plantea la conmemoración de esta fecha: disminuir los índices de discriminación social y valorar la actividad del reciclador como componente útil para la defensa del medio ambiente y la salud.
A diferencia de otras ciudades, en Valledupar el proceso está en pañales, se debería comenzar por la realización de un censo sobre la población que vive del reciclaje, ese debe ser el primer paso para lograr una caracterización aproximada de las personas que se dedican a esto y con base en esa información se podría buscar la forma de incluirlas de manera formal en procesos empresariales e industriales, tanto del sector privado como en programas que manejan las entidades oficiales.
Es necesario incluir a este tipo de población a procesos formales bajo el entendido de que su función laboral ayuda a reducir la contaminación, los gases de efecto invernadero, reducir el consumo energético, fomentar el empleo en la recolección de los residuos, conservar los recursos naturales y disminuir el uso de rellenos sanitarios, los cuales en Valledupar y en la mayoría de los municipios tanto del Cesar como de La Guajira no son suficientes.
Además del aspecto social, el proceso de darle formalidad a la actividad de la población recicladora en Valledupar permitiría una significativa generación de empleo y ayudaría a disminuir el promedio de residuos sólidos que mensualmente son trasladados al relleno sanitario.
Según los últimos informes, se calcula que el relleno sanitario ‘Los Corazones’, el más grande de Valledupar, recibe de manera mensual más de 16 mil toneladas de residuos sólidos de todo tipo, un promedio muy alto si se tiene en cuenta que a ese botadero le quedan menos de diez años para copar su capacidad máxima de albergue de basuras.
Valledupar todavía está a tiempo de encaminar procesos que ayuden a consolidar la correcta disposición final de los materiales desechados, pero haciendo énfasis en la inclusión social a la que tienen derecho todas esas personas que viven del reciclaje.
Dos temas de mucha sensibilidad social se conmemoran en esta fecha primero de marzo: Día Mundial para la Cero Discriminación y el Día Mundial del Reciclador. En nuestro medio ambos aspectos por lo general son poco valorados y en ocasiones hasta desconocidos.
Dos temas de mucha sensibilidad social se conmemoran en esta fecha primero de marzo: Día Mundial para la Cero Discriminación y el Día Mundial del Reciclador. En nuestro medio ambos aspectos por lo general son poco valorados y en ocasiones hasta desconocidos.
Recordemos que, en Colombia, esta fecha se originó en 1992, tras el asesinato de 10 recicladores por parte de algunos funcionarios de la Universidad Libre de Barranquilla, un episodio doloroso que generó mucha indignación nacional.
Aunque se han dado algunos avances, en nuestra sociedad se mira de manera despectiva a la población que vive de la actividad del reciclaje, desconociéndose así el aporte que esta puede o podría hacer a la preservación del medio ambiente y al cuidado de la salud, además de ayudar a la limpieza de la ciudad.
En Valledupar se conocen algunos buenos intentos y algunas empresas o asociaciones que propenden por organizar la actividad de desde el punto de vista industrial y también para tratar de promover la cultura del reciclaje, entre ellas Orozul Recycling, Cooperativa de Recicladores de Valledupar, Coorenacer y Coomarsa, entre otras. Se cree que son más de 20.
Es evidente que frente a estos temas ha faltado tomar plena conciencia de su importancia y con base en ello comenzar un proceso de planificación y organización que permita cumplir los dos objetivos que plantea la conmemoración de esta fecha: disminuir los índices de discriminación social y valorar la actividad del reciclador como componente útil para la defensa del medio ambiente y la salud.
A diferencia de otras ciudades, en Valledupar el proceso está en pañales, se debería comenzar por la realización de un censo sobre la población que vive del reciclaje, ese debe ser el primer paso para lograr una caracterización aproximada de las personas que se dedican a esto y con base en esa información se podría buscar la forma de incluirlas de manera formal en procesos empresariales e industriales, tanto del sector privado como en programas que manejan las entidades oficiales.
Es necesario incluir a este tipo de población a procesos formales bajo el entendido de que su función laboral ayuda a reducir la contaminación, los gases de efecto invernadero, reducir el consumo energético, fomentar el empleo en la recolección de los residuos, conservar los recursos naturales y disminuir el uso de rellenos sanitarios, los cuales en Valledupar y en la mayoría de los municipios tanto del Cesar como de La Guajira no son suficientes.
Además del aspecto social, el proceso de darle formalidad a la actividad de la población recicladora en Valledupar permitiría una significativa generación de empleo y ayudaría a disminuir el promedio de residuos sólidos que mensualmente son trasladados al relleno sanitario.
Según los últimos informes, se calcula que el relleno sanitario ‘Los Corazones’, el más grande de Valledupar, recibe de manera mensual más de 16 mil toneladas de residuos sólidos de todo tipo, un promedio muy alto si se tiene en cuenta que a ese botadero le quedan menos de diez años para copar su capacidad máxima de albergue de basuras.
Valledupar todavía está a tiempo de encaminar procesos que ayuden a consolidar la correcta disposición final de los materiales desechados, pero haciendo énfasis en la inclusión social a la que tienen derecho todas esas personas que viven del reciclaje.