Estoy aterrado, estupefacto, tieso y sorprendido de ver lo que es la ingratitud, lo desagradecida que es la gente con quien fue su benefactor, protector y muchas veces papá. Nadie se acuerda de los favores recibidos de él, me refiero al inolvidable e importante hombre público Pepe Castro, ese que no es que no apretara […]
Estoy aterrado, estupefacto, tieso y sorprendido de ver lo que es la ingratitud, lo desagradecida que es la gente con quien fue su benefactor, protector y muchas veces papá. Nadie se acuerda de los favores recibidos de él, me refiero al inolvidable e importante hombre público Pepe Castro, ese que no es que no apretara sino que sabía apretá, que hizo ministros, gobernadores, alcaldes, senadores, representantes, diputados, concejales, secretarios de despacho, gerentes de institutos descentralizados, inspectores de policía, ayudó a agrónomos, ingenieros, arquitectos, abogados, médicos, odontólogos, topógrafos, veterinarios, para no hablar de la familia que toda fue atendida espléndidamente por él.
Como no estará de sorprendido viendo ese chorro de personas no apoyando a su nieto El Mello en sus aspiraciones de llegar a la Alcaldía donde se propone seguir sus huellas cuando él rigió los destinos de este municipio, porque están disfrutando de un bocaito o bicoca que temporalmente les han dado o están a la expectativa, bajo falsas promesas, de que para las próximas elecciones, dentro de cuatro años, serán ungidos para llegar a la gobernación o a la alcaldía con la bendición de los gamonales de turno.
Como le dolerá de verlos hablar maravillas de él, que como él ninguno, dicen, Pepe Castro era único, añaden; lo que yo soy políticamente y en parte económica se lo debo a él, hace mucha falta, aparentemente adoloridos, manifiestan, pero una cosa es él y otra su nieto con quien no tenemos ningún compromiso, añaden con frescura, lo que hay es que defender la cuchara y aumentar lo que tenemos gracias a Pepe, sonrientes y satisfechos lo pregonan por todas partes y ahora no me sorprende esa actitud política porque estoy convencido de que los políticos no tienen amigos, si tienen alma, pero de agiotistas, que es muy parecido al político, tienen seguidores que son lo mejor del mundo, los más leales, pero el día que dejen de seguirlos como borregos se convierten en lo peor comenzando por desagradecidos, pasan a mala gente y terminan siendo unos hijos de mala leche, para no decir crudamente unos hijos de puta.
Como estará sufriendo Pepe Castro viendo como todas esas personas, no que ayudó, sino que hizo, hoy le dan la espalda por una bicoca o un bocaito que no les cabe en el estómago, porque gracias a él, a Pepe, a quien fue como mi papá dicen, lo tienen muy lleno.
Esa es la vida dirá él, no es la primera vez que me pasa, sobre eso estoy curtio y la experiencia me lo ha enseñado, en mí no se cumple el aforismo de que al perro solo lo capan una vez, a mí me capaban a cada rato los mismos que ahora están postrados ante otro candidato pendiente del famoso bocaito, pero ojalá que al Mello le vaya bien, como se lo pido a Dios a quien tengo de vecino y allá, con cinismo y descaro los veré arrodilladitos buscando la bicoquita, pues a mí se me olvida todo y se los recomendaré.
Acompañemos hoy al Mello al acto de inscripción como candidato a la Alcaldía de Valledupar y en honor a Pepe Castro, hagámoslo masivamente. Ahí nos vemos.
Estoy aterrado, estupefacto, tieso y sorprendido de ver lo que es la ingratitud, lo desagradecida que es la gente con quien fue su benefactor, protector y muchas veces papá. Nadie se acuerda de los favores recibidos de él, me refiero al inolvidable e importante hombre público Pepe Castro, ese que no es que no apretara […]
Estoy aterrado, estupefacto, tieso y sorprendido de ver lo que es la ingratitud, lo desagradecida que es la gente con quien fue su benefactor, protector y muchas veces papá. Nadie se acuerda de los favores recibidos de él, me refiero al inolvidable e importante hombre público Pepe Castro, ese que no es que no apretara sino que sabía apretá, que hizo ministros, gobernadores, alcaldes, senadores, representantes, diputados, concejales, secretarios de despacho, gerentes de institutos descentralizados, inspectores de policía, ayudó a agrónomos, ingenieros, arquitectos, abogados, médicos, odontólogos, topógrafos, veterinarios, para no hablar de la familia que toda fue atendida espléndidamente por él.
Como no estará de sorprendido viendo ese chorro de personas no apoyando a su nieto El Mello en sus aspiraciones de llegar a la Alcaldía donde se propone seguir sus huellas cuando él rigió los destinos de este municipio, porque están disfrutando de un bocaito o bicoca que temporalmente les han dado o están a la expectativa, bajo falsas promesas, de que para las próximas elecciones, dentro de cuatro años, serán ungidos para llegar a la gobernación o a la alcaldía con la bendición de los gamonales de turno.
Como le dolerá de verlos hablar maravillas de él, que como él ninguno, dicen, Pepe Castro era único, añaden; lo que yo soy políticamente y en parte económica se lo debo a él, hace mucha falta, aparentemente adoloridos, manifiestan, pero una cosa es él y otra su nieto con quien no tenemos ningún compromiso, añaden con frescura, lo que hay es que defender la cuchara y aumentar lo que tenemos gracias a Pepe, sonrientes y satisfechos lo pregonan por todas partes y ahora no me sorprende esa actitud política porque estoy convencido de que los políticos no tienen amigos, si tienen alma, pero de agiotistas, que es muy parecido al político, tienen seguidores que son lo mejor del mundo, los más leales, pero el día que dejen de seguirlos como borregos se convierten en lo peor comenzando por desagradecidos, pasan a mala gente y terminan siendo unos hijos de mala leche, para no decir crudamente unos hijos de puta.
Como estará sufriendo Pepe Castro viendo como todas esas personas, no que ayudó, sino que hizo, hoy le dan la espalda por una bicoca o un bocaito que no les cabe en el estómago, porque gracias a él, a Pepe, a quien fue como mi papá dicen, lo tienen muy lleno.
Esa es la vida dirá él, no es la primera vez que me pasa, sobre eso estoy curtio y la experiencia me lo ha enseñado, en mí no se cumple el aforismo de que al perro solo lo capan una vez, a mí me capaban a cada rato los mismos que ahora están postrados ante otro candidato pendiente del famoso bocaito, pero ojalá que al Mello le vaya bien, como se lo pido a Dios a quien tengo de vecino y allá, con cinismo y descaro los veré arrodilladitos buscando la bicoquita, pues a mí se me olvida todo y se los recomendaré.
Acompañemos hoy al Mello al acto de inscripción como candidato a la Alcaldía de Valledupar y en honor a Pepe Castro, hagámoslo masivamente. Ahí nos vemos.