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Tres músicos de Mariangola

En el arte quien crea un estilo y produce obras que conmueven las dimensiones estéticas del espíritu, se hace universal. Los acordeoneros y los cantantes que crearon un estilo e interpretaron obras suyas o de otros autores, impregnadas con el sello de identidad personal, están en la historia del pentagrama musical. Basta con mencionar estos acordeoneros (que no ostentan la corona de rey vallenato): Andrés Landero, Ovidio Granados, Emilianito Zuleta y Juancho Roys. A nivel de cantantes compositores: Miguel Yanet, Poncho Zuleta y Diomedes Díaz.

Ovidio Granados es el ícono de su dinastía musical. Su padre era Juan Granados Ochoa, hijo del juglar Juancito Granados, conocido “El Pollo” de Camperucho, y de Angela Ochoa, familia de Calixto Ochoa. Su madre era Isabel Melo Durán, nativa de El Paso y familiar cercana de Alejo y Nafer Durán.

Desde niño Ovidio demostró sus amores con el acordeón. Su nombre empieza a hacer historia en los años de 1960, cuando funda el Conjunto ‘Los Playoneros del Cesar’, al que se une el cantautor Miguel Yanet, hijo del patillalero Arístides Yanet y la mariangolera María Díaz. Miguel hizo con Los Playoneros cuatro discos de larga duración, y de su autoría grabó: ‘El palo de matarratón’, ‘20 Años’, ‘Recuerdos tristes’, y ‘El Cachaquito’ que es su mayor éxito. La muerte se lo llevó a la edad de 40 años, en 1976.

Ovidio crea su escuela de acordeonero y acordeonista, y se le conoce como “el cirujano de los acordeones”. Ha cultivado con creces la grandeza de su dinastía: su hijo Hugo Carlos es rey en todas las categorías del Festival, y rey de reyes en el 2007; su hijo Juan José también es rey, al igual que su hermano Almes.

Ovidio Granados Melo y Miguel Yanet Díaz, enaltecieron el nombre de Mariangola en la música vallenata. Y cercano a ellos, está el compositor Guillermo Durán Betín, su madre era Dominga Durán, tía de Ovidio, y su padre el acordeonero Saúl Betin Beleño, mariangolero, pero su ascendencia paterna es de Sampués (Sucre). Guillermo empezó muy joven tocando la guacharaca y en ocasiones cantaba sus canciones. El primero en exaltar su faceta de compositor fue Wicho Sánchez, quien fue el puente para que Jorge Oñate y Emilianito Zuleta le grabaran en 1975, ‘El palo de guayabo’, su canción más reconocida. Ovidio con Miguel Mora, en 1977, ‘Cuando se abre un acordeón’. Años después, Luís “El látigo” Orozco, ‘La profesora’; Almes Granados con Poncho Cotes, ‘Cajita de cartón’, y hace poco, Nilson Acosta y Jamir Donado, el merengue ‘El defensor de las mujeres’.

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