El editorial del Pilón el pasado 28 de marzo, resaltaba lo siguiente: “En términos de movilidad y transporte público Valledupar sigue y seguirá en deuda con sus habitantes por un largo rato. El informe de rendición de cuentas por parte de la gerencia del Sistema Integrado de Transporte Público de Valledupar, SIVA, no es muy alentador en cuanto a su entrada en operación en los tiempos originalmente previstos. En una conferencia el año pasado, dentro de varias programadas del Banco de La República, la gerente Katrizza Morelli, había contemplado que en el Festival Vallenato rodarían los nuevos buses. Nosotros, dando un periodo de gracia, pronosticábamos que podían hacerlo en los Juegos Bolivarianos, una fecha especial”

El Festival Vallenato de la presente vigencia fue desarrollado con mucho éxito, y en estos momentos con el mismo éxito se cumple la ejecución de los Juegos Bolivarianos, pero los buses no llegaron sumándole más días de espera al anhelado y necesario sistema de transporte público de Valledupar. La espera completa más de 10 años.  

Mientras la incertidumbre ronda en el SIVA, con anuncios y promesas incumplidas, en el mundo se desarrolla la dialógica sobre la transición energética. En esa conversación es muy fluida la actuación del sector transporte en el calentamiento global debido a la responsabilidad del 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La buena noticia es que ya existen las herramientas necesarias para reducir las emisiones del transporte. Algunos de ellos, como las opciones mejoradas de transporte público, la movilidad activa, los vehículos de cero emisiones y los combustibles ecológicos, se están implementando en muchos países.

Las buenas noticias aun no tocan las puertas de los países en desarrollo, las opciones de transporte climáticamente inteligente están concentradas en el mundo desarrollado. Esta situación invoca soluciones para que las ciudades de los países en desarrollo construyan sistemas de transporte que sean eficientes, seguros e inclusivos, en lugar de tratar de adaptar sistemas generadores de gases de efecto invernadero – GEI.   

Para el propósito de transporte verde más inclusivo y accesible, el Banco Mundial se ha convertido en el mayor proveedor de financiamiento para el desarrollo del transporte a nivel mundial con créditos superiores a USD 31.000 millones, el 75% de los proyectos incluyen cobeneficios climáticos, lo que significa que contribuyen directamente a reducir las emisiones de GEI. También para este tipo de proyectos está el Fondo Global para descarbonizar el transporte, creado en 2021, para acelerar la innovación y la inversión en soluciones de movilidad climática inteligente. 

El Sistema Estratégico de Transporte Público, presagiaba el proyecto de mayor envergadura de los últimos 30 años en Valledupar. Su implementación suponía la construcción de 17 kilómetros de vías nuevas y la rehabilitación de 9 kilómetros de la malla vial, la habilitación de 17 Kilómetros de ciclo rutas, paraderos y la rehabilitación de 9 kilómetros de espacio público. Sobre estas metas y las pendientes por cumplir, la gerente del SIVA, Katrizza Morelli Aroca, nos está debiendo los detalles a los vallenatos; así mismo, el análisis y revisión del contexto del transporte público a nivel mundial y su conexión con el cambio climático. 

No solo por la preocupación climática, en Valledupar, es menester pensar en la implementación de un tranvía, mediante el uso de las fuentes de financiamiento y, fundamentalmente, por el nivel de radiación solar en la ciudad que oscila entre 6 y 8.3 horas/día, recurso energético para el aprovechamiento de la fuente solar, en aras de implementar un sistema de transporte ecológico y movilidad limpia, para solucionar el problema del transporte público y como instrumento clave para coadyuvar con los objetivos climáticos.