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Columnista - 29 diciembre, 2017

Todavía no

Al final del acto, al que me referiré más adelante, el gobernador Ovalle Angarita, al que por su natural sencillez solemos decirle Franco, refirió la siguiente anécdota: hace 20 años yo era diputado de la Asamblea del Cesar, y habiendo reparado ya en la inteligencia y voluntad emprendedora de los jóvenes arquitectos Juan Tadeo y […]

Al final del acto, al que me referiré más adelante, el gobernador Ovalle Angarita, al que por su natural sencillez solemos decirle Franco, refirió la siguiente anécdota: hace 20 años yo era diputado de la Asamblea del Cesar, y habiendo reparado ya en la inteligencia y voluntad emprendedora de los jóvenes arquitectos Juan Tadeo y Jaime José Orozco Orozco, les manifesté el deseo que tendría la Duma de hacerles un reconocimiento público; a lo que ellos, sin pensarlo dos veces, respondieron: todavía no. Es decir, consideraron que aún no les había llegado su hora, que es, en cambio, justamente la presente. Tal anécdota revela el talante honorable que siempre los ha caracterizado.

La noche del 14 de los corrientes, en el salón Los Fundadores del Club Valledupar, presentaron su libro Orbe un Proyecto de Vida. El recinto estuvo colmado por familiares, amigos y empresarios de la ciudad y el campo, en el que alborozadamente nos reencontramos para festejar el contenido del libro, admirable compendio de reminiscencias familiares, regocijos sociales y ejecutorias laborales.

En mi condición de testigo directo, en términos generales, de su admirable curriculum, en el capítulo XIV consta mi aserto respecto de ellos, al igual que los de otras personas.

Más allá de las consideraciones materiales que pudieran hacerse de aquellos tiempos modestos en que nacieron los Mellos Orozco, y de su actual estatus económico, lo que me importa destacar aquí, es su gen familiar que goza del singular privilegio de los dones de la literatura y la poética, recibidos en la cuna, alimentados en las etapas de sus estudios y madurados en su adultez. Amén de su consagración al trabajo creativo.

Pero no solo eso, que ya es bastante, sino que, justamente, su ascendencia, progenitores y ellos mismos, constituyen la fuente del tesoro moral y espiritual que en alto grado los distingue dentro del seno de la sociedad en que se han desarrollado y los reconoce como señeros miembros suyos.

El celebrado acto fue presidido por una mesa de honor, integrada por el Dr. Tomás Darío Gutiérrez, quien conspicuamente prologó el libro e incursionó acerca de la matriz histórica del apellido español Orozco, llegado hasta acá, seguramente, a través de la sangre del notable gobernador colonial de la provincia de Santa Marta, don Lope de Orozco (quien justamente también fuera arquitecto de profesión), con lo que estoy de acuerdo, y así consta en una pretérita columna mía sobre ese particular; después escuchamos el bello discurso del Dr. José Jorge Molina Morales, entrañable amigo y contertulio de los mellos; luego intervino nuestra inigualable periodista insignia, Dra. Mary Daza Orozco, tinosa Diana del alma humana, que esta vez estuvo solazada con la anchura del ser y el quehacer del extenso árbol genealógico de su familia.

Finalmente intervino el labrador del libro, Jaime José, excelente escritor y expositor. Además poeta. Sin embargo, cómo me costó creerle su autoría del magnífico y hermoso poema “Entra”, inspirado en Pueblo Bello; ante mi duda, optó por reconocerlo y autenticarlo ante notario, y ahora no me cabe ninguna, y lo conservo en un lugar privilegiado de mi archivo personal.

NOTA: La gran masa humana carece de condiciones para pensar, porque vive en la bulla. Es la bulla misma. En cambio, en Pueblo Bello puedes silenciarte y encontrarte contigo mismo.

Columnista
29 diciembre, 2017

Todavía no

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Al final del acto, al que me referiré más adelante, el gobernador Ovalle Angarita, al que por su natural sencillez solemos decirle Franco, refirió la siguiente anécdota: hace 20 años yo era diputado de la Asamblea del Cesar, y habiendo reparado ya en la inteligencia y voluntad emprendedora de los jóvenes arquitectos Juan Tadeo y […]


Al final del acto, al que me referiré más adelante, el gobernador Ovalle Angarita, al que por su natural sencillez solemos decirle Franco, refirió la siguiente anécdota: hace 20 años yo era diputado de la Asamblea del Cesar, y habiendo reparado ya en la inteligencia y voluntad emprendedora de los jóvenes arquitectos Juan Tadeo y Jaime José Orozco Orozco, les manifesté el deseo que tendría la Duma de hacerles un reconocimiento público; a lo que ellos, sin pensarlo dos veces, respondieron: todavía no. Es decir, consideraron que aún no les había llegado su hora, que es, en cambio, justamente la presente. Tal anécdota revela el talante honorable que siempre los ha caracterizado.

La noche del 14 de los corrientes, en el salón Los Fundadores del Club Valledupar, presentaron su libro Orbe un Proyecto de Vida. El recinto estuvo colmado por familiares, amigos y empresarios de la ciudad y el campo, en el que alborozadamente nos reencontramos para festejar el contenido del libro, admirable compendio de reminiscencias familiares, regocijos sociales y ejecutorias laborales.

En mi condición de testigo directo, en términos generales, de su admirable curriculum, en el capítulo XIV consta mi aserto respecto de ellos, al igual que los de otras personas.

Más allá de las consideraciones materiales que pudieran hacerse de aquellos tiempos modestos en que nacieron los Mellos Orozco, y de su actual estatus económico, lo que me importa destacar aquí, es su gen familiar que goza del singular privilegio de los dones de la literatura y la poética, recibidos en la cuna, alimentados en las etapas de sus estudios y madurados en su adultez. Amén de su consagración al trabajo creativo.

Pero no solo eso, que ya es bastante, sino que, justamente, su ascendencia, progenitores y ellos mismos, constituyen la fuente del tesoro moral y espiritual que en alto grado los distingue dentro del seno de la sociedad en que se han desarrollado y los reconoce como señeros miembros suyos.

El celebrado acto fue presidido por una mesa de honor, integrada por el Dr. Tomás Darío Gutiérrez, quien conspicuamente prologó el libro e incursionó acerca de la matriz histórica del apellido español Orozco, llegado hasta acá, seguramente, a través de la sangre del notable gobernador colonial de la provincia de Santa Marta, don Lope de Orozco (quien justamente también fuera arquitecto de profesión), con lo que estoy de acuerdo, y así consta en una pretérita columna mía sobre ese particular; después escuchamos el bello discurso del Dr. José Jorge Molina Morales, entrañable amigo y contertulio de los mellos; luego intervino nuestra inigualable periodista insignia, Dra. Mary Daza Orozco, tinosa Diana del alma humana, que esta vez estuvo solazada con la anchura del ser y el quehacer del extenso árbol genealógico de su familia.

Finalmente intervino el labrador del libro, Jaime José, excelente escritor y expositor. Además poeta. Sin embargo, cómo me costó creerle su autoría del magnífico y hermoso poema “Entra”, inspirado en Pueblo Bello; ante mi duda, optó por reconocerlo y autenticarlo ante notario, y ahora no me cabe ninguna, y lo conservo en un lugar privilegiado de mi archivo personal.

NOTA: La gran masa humana carece de condiciones para pensar, porque vive en la bulla. Es la bulla misma. En cambio, en Pueblo Bello puedes silenciarte y encontrarte contigo mismo.