Era un ritual que entusiasmaba porque entrañaba una muestra cultural espontánea que resaltaba manifestaciones prevalentes en la entonces ‘provincia’. Podía sonar el acordeón de Colacho Mendoza, de Florentino Montero o de Alberto Pacheco, en simultánea con la colgada de una nueva caricatura de Jaime Molina. En otras de las mesas uno de los tribunos de […]
La personalidad se vuelve atractiva cuando se maneja la verdad.