Una de las palabras más aclamadas por los colombianos, es la justicia, que siempre hemos anhelado y que podría ser el alivio a nuestros pesares, a pesar de ser moralmente despreciable.
Luego de haber vuelto de la misión a la que les había enviado Jesús, el heterogéneo grupo de aquellas setenta y dos personas, que fueron de pueblo en pueblo anunciando la llegada del Reino de Dios, se reunió nuevamente con el Maestro. En sus rostros cansados se reflejaba una extraña alegría; habían estado caminando probablemente durante días, tal vez habrían dormido a la intemperie en más de una ocasión, los alimentos tomados quizás no habrían sido los mejores. Pero la emoción del encuentro, la efusividad al contar las historias vividas y la satisfacción que se respiraba en el ambiente hacían captar la felicidad de todos.