Con 33 años, Jonathan Malagón González se convirtió en el ministro más joven del gobierno de Iván Duque Márquez, pero además de su mocedad llama la atención su condición más técnica que política para manejar el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio.
Este joven nacido en Riohacha es egresado en la promoción 2000 del colegio Gimnasio del Norte de Valledupar, donde el pasado jueves izó bandera, como lo hacía cada bimestre, gracias a su excelencia académica.
Se trató de su primera visita a la capital del Cesar en su condición de ministro, una designación respaldada por su completa hoja de vida. Es economista de la Universidad Nacional de Colombia y administrador de empresas de la University of London (programa de la London School of Economics). Cuenta con una maestría en gerencia de la política económica de Columbia University (MPA-PEPM), un máster en finanzas corporativas de la Universidad de Barcelona y un Ph.D en Economía de Tilburg University.
Su preparación le ha permitido desempeñarse como alto ejecutivo de compañías privadas y entidades públicas. Además ha sido profesor de más de mil estudiantes en las universidades Nacional, Javeriana, Externado, de los Andes y CESA.
¿Cómo se sintió al volver a su colegio, el Gimnasio del Norte?
Tuve la oportunidad de venir a Valledupar como mi primera cita, de no emergencia, como ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio. El día empezó con un acto muy conmovedor en el Gimnasio del Norte, que me recordó esa época, una de las más bonitas de mi vida, ver reunidos allí a todos los estudiantes del plantel, a los que fueron mis profesores que ya están algunos pensionados y tuvieron la consideración de ir a ese homenaje, fue muy conmovedor. Fue una retoma de oxígeno para una jornada intensa de trabajo.
Usted nació en La Guajira, se crió en Valledupar y estudió en Bogotá, ¿de estas ciudades dónde tiene el corazón?
Yo soy de las tres partes. Soy guajiro, nací allí orgullosamente y viví hasta los seis años; vine a Valledupar, aquí hice mi primaria, hice mi bachillerato, de acá es la familia de mi mamá; soy de Bogotá porque también vivo allá desde los 16 años.
Desde que empezó a sonar su nombre en la opinión pública siempre se ha destacado su amplia hoja de vida y hemos conocido que usted precisamente se ha convertido en un cazatalentos de jóvenes igual de pilosos que ayuden al desarrollo del país. ¿Cómo es ese rol?
Yo soy un formador de equipos. Yo diría que mi principal cualidad, desde el punto de vista gerencial es identificar y promover talentos. Siempre he trabajado con gente talentosa y he querido darle a las nuevas generaciones las oportunidades que yo he tenido siempre que alguien me ha tendido la mano, he querido replicar ese gesto con los nuevos talentos. En el ministerio estoy reclutando los mejores nombres de este país para sacar adelante el tan ambicioso programa de vivienda, de acueductos, de alcantarillados y saneamiento básico que tenemos.
Con lo que dice queda claro que para ascender es clave la educación. No es su cartera pero qué cree que nos está faltando en nuestra región para que haya más calidad en la educación superior, se tiene ese estigma de que en Valledupar la educación superior no es tan buena.
No creo que haya un problema latente en la calidad de la educación superior aquí en Valledupar, yo he visto con entusiasmo como las universidades regionales han ascendido en los ranking locales y cada vez tienen una oferta más amplia de programas, pero también con acreditación de calidad del Ministerio de Educación. Yo creo que ese es un complejo infundado, venir de la provincia no es razón alguna para pensar que uno no puede desarrollar una carrera profesional con éxito en Bogotá. Por el contrario, la gente de la provincia lejos de tener un pasivo creo que tiene varias ventajas; la primera es que conoce de manera directa nuestro territorio, la segunda es que tiene un arraigo cultural mucho más desarrollado, la tercera es que los que hemos vivido acá (Valledupar) y no tenemos largas horas de desplazamiento ni trancones tenemos muchos más afianzados nuestros vínculos familiares, compartimos más tiempos con nuestra familias y eso es muy importante en cuanto a los valores.
Entremos a los temas de su cartera. ¿Qué diagnóstico tiene del Ministerio de Vivienda luego de estos primeros días como ministro?
Yo creo que se han hecho cosas importantes, hay programas que han funcionado muy bien como el programa Mi Casa Ya, que ha logrado combinar subsidios tanto a la tasa interés como a la cuota inicial, eso ha demostrado ser un poderoso instrumento de acceso al mercado hipotecario. Hoy en día cerca del 30 % de los créditos hipotecarios que se colocan en Colombia tienen este estímulo de Mi Casa Ya, eso hay que mantenerlo y profundizarlo. Hay otros programas donde tenemos muchos más desafíos, no es solamente la construcción de la casa; uno debe ver en general la política de vivienda de forma integral, una política de desarrollo de territorio.
¿Por eso surge la necesidad del Viceministerio de Ciudad y Territorio?
Así es. En Colombia, el concepto de Ciudad y Territorio en el Gobierno Nacional está escindido, atomizado entre varias entidades. Por ejemplo: el Departamento Nacional de Planeación, un programa de ordenamiento territorial; el Ministerio de Vivienda da ayudas también en ese sentido; el IGAC también en materia catastral es muy importante, por lo que hay que tratar de centralizar esa oferta institucional para mejorar y hacer mucho más fluido el diálogo entre el Gobierno Nacional y las entidades territoriales.
El Fondo Nacional del Ahorro se ha vuelto una talanquera para las personas que quieren adquirir vivienda porque esta entidad no está funcionando de la mejor manera ¿Cómo el Ministerio puede ayudar a que la situación mejore?
El Fondo Nacional del Ahorro es una entidad muy importante para el desarrollo de la política de vivienda porque sirve como un laboratorio para experimentar los productos, va creando confianza, los productos que se diseñan desde el Ministerio y permite completar una falla de mercado. Desde el punto de vista conceptual es una entidad que merece la pena que exista, por supuesto que hay oportunidades de mejora, sobre todo desde el punto de vista operativo. El tiempo que demora esta entidad en sacar un producto al mercado no se compadece con la realidad y con la competencia del mercado financiero, de igual forma el nivel de desistimiento es muy alto y la originación no es la de la mejor calidad toda vez que los indicadores cartera vencida son relativamente altos para los estándares del mercado hipotecario. Entonces, desde el punto de vista operativo la entidad requiere revisar sus procesos y su diseño para poder responder mucho mejor a un mercado que es cada vez más exigente.
¿Usted se ha declarado como un ministro político?
Yo soy un profesional de procedencia técnica que tiene una gran responsabilidad en materia de política y es nada más y nada menos que llevar las soluciones habitacionales a un país que tiene un déficit de vivienda tanto cuantitativo como cualitativo que no hemos logrado superar en los últimos años. Entonces, la naturaleza de mi trabajo por supuesto que es político, pero por supuesto soy una persona de origen técnico. En la práctica eso es una división yo diría que anacrónica, la de los técnicos y la de los políticos, pero en que se manifiesta en ser técnico: en la manera en que uno se aproxima a los problemas, en la forma en que se estructuran los proyectos, en la orientación a los resultados. En ese sentido me considero un técnico, pero soy consciente de las implicaciones políticas de esta gran responsabilidad.